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Actualizado: 23 de julio de 2025
El mismo herrero Diego Toledano, como principal y Diego de Xerez sastre, su fiador, concertáronse con Francisco de Mesa y Francisco de Salamanca, rejeros, mayordomos de la fiesta «que anualmente sacaban» los de aquel oficio en el dia del Corpus á sacar una danza con ocho personas «que vayan vestidos de tafetan presado e blanco e sus calças blancas e su tamboril bien e cumplidamente.» Obligábanse á ensayar y dir á casa del señor Asistente con la dha. danza, por lo cual recibirian 8 ducados, 8 Mayo 1551 .
Febrer no había llegado nunca a distinguirlos: una simple variación de ritmo, pues la música y la danza siempre parecían iguales. La moza, con un brazo doblado sobre la cintura en forma de asa y pendiente el otro a lo largo de la hueca faldamenta, comenzó a girar. No debía hacer más: ésta era toda su danza.
También se conservarían en todos los pueblos las escuelas de música y de danza, reduciéndolas a una misma, y en la misma conformidad que las de primeras letras, teniendo el maestro renta por la iglesia, y ayuda de costa por el pueblo, en los términos que se juzgase conveniente, y que a los muchachos de ambas escuelas les asistiese el pueblo con una comida cada día, y con algún socorro anual para su decencia, para que así los aplicasen los padres con voluntad a ellas.
Esta copa funeraria le inspiró una idea felicísima; la de cubrir la cabeza del capellán con su boina y adornarse él con el canalón de éste, que descansaba sobre una silla. Así vestidos volvieron a la danza, haciendo dos figuras realmente interesantes. El barón dio un traspié y cayó. Alza, tío Diego. El fraile le cogió de nuevo las manos que había soltado y tiró con fuerza hacia arriba.
Agitad, agitad vuestras castañuelas, jóvenes, porque la cachucha reemplaza al bolero. ¡La cachucha! ¡he aquí una verdadera danza andaluza, una danza ardiente y animada, vertiginosa y lasciva! Id... id... rodead con vuestro brazo amoroso la cintura de vuestra amante, y arrastradla rápidos y estremecidos al son del instrumento sonoro.
La juventud no hace otra cosa. La danza es una especie de rito sagrado, prohibido durante la guerra; y todos se dedican ahora á bailar, con el fervor del fanático que al fin ve triunfante su perseguida religión. El príncipe recuerda su paso reciente por París. Nunca vió las mujeres mejor vestidas, con un hambre tan manifiesta de placer y de lujo.
El templo de la danza era, en aquellos tiempos, un amplio salón cuadrado, rodeado de viejas banquetas de terciopelo rojo, en el que se daban cita los hombres más distinguidos de París.
La duquesa sonrió, perdonó y se echó un amante. Los grandes señores, como el duque de Biétry, los hombres de Estado como el barón de F..., los grandes millonarios como el diminuto señor St..., y los simples notarios como el héroe de esta historia, codeábanse en el templo de la danza y entre los bastidores del teatro.
Y la primera entrada que hizo Preciosa en Madrid fué un día de Santa Ana, patrona y abogada de la villa, con una danza en que iban ocho gitanas, cuatro ancianas y cuatro muchachas, y un gitano, gran bailarín, que las guiaba; y aunque todas iban limpias y bien aderezadas, el aseo de Preciosa era tal, que poco a poco fué enamorando los ojos de cuantos la miraban.
Y al cantar esto movíase de tal modo, que parecía próximo a hacer salir de su quicio natural una parte de su dorso, mientras los hombres le arrojaban los sombreros a los pies, entusiasmados por esta danza infame, deshonra del sexo. Cuando el bailador volvió a su silla, sudoroso y pidiendo una copa como premio de su cansancio, se hizo un largo silencio. Aquí fartan mujeres...
Palabra del Dia
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