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Actualizado: 25 de junio de 2025


CARON. Sus, sus, fenezca el maldito De los malos el peor, Pues ha falsado lo escripto, Aqui do hizo el delito Pague la pena el traidor. MUERTE. Entienda todo varón Y toda mujer criada La materia de que son, Y concedamos perdón Que esta obra es acabada.

Adquirir es el talismán que todo lo resuelve; no tener, el delito que a nadie se perdona; no haber tenido, una mancha que jamás se borra. En las puertas del mundo la impudencia ha escrito este letrero: «Posee, y lo demás te será dado con hartura

Ya está evitado el delito, con todas las consecuencias naturales de una resistencia obstinada, y muy natural también, de parte del delincuente.

El motivo, ó mejor dicho, la ocasión de exacerbarse el mal y de aparecer de repente con tan medrosos síntomas, era para todos un misterio. Esto no obstaba para que Doña Blanca empezase á temer que pudiera caer sobre ella el crimen de infanticidio por esquivar el delito de hurto.

Acusados por unos voluntarios, Eusebio Valdés Domínguez, hermano de Fermín, Manuel Sellén y Atanasio Fortier, del enorme delito de haberse burlado de ellos al pasar de regreso de una gran parada, por la casa de la familia de Valdés Domínguez, vinieron, ya entrada la noche, a prenderlos.

¡Claro está que no! masculló Amaury. En tal caso concluyó Felipe, con acento triunfal, debes confesar que no es tan grave mi delito, y hasta disculpar mi amor hacia Antoñita. ¿Y a qué me importa que la ames o no? dijo Amaury. A tal grosería contestó Felipe sonriendo con la mayor impertinencia: Querido Amaury, eso es cuenta mía.

Estaba junto á su mamá y llegaban hasta ella algunas de sus palabras como un lejano susurro. Pepita comprendió que su madre hablaba de una carta que debía interesarla mucho, á juzgar por las veces que la nombró. La joven púsose á temblar pensando en las que tenía ocultas, como una prueba de delito, allá en su hotel de Las Arenas.

Calló la criada, y siguió el hombre su paseo. Ya no cabía duda. Josefina era, no sólo inocente, sino víctima de una infamia. La culpable era Margarita de Algalia, y el que pasaba por novio de la hija era su amante. ¡Maldad inicua! La madre quería comprar el secreto de su delito a costa del reposo de la pobre niña.

A estos tenaces pensamientos se han opuesto los PP. previniéndoles que los ganados que no pudiesen sacar, se los pagaría el Rey nuestro señor como lo tenía prevenido; á que responden que ellos no se han de mantener ni con las promesas ni con los dineros, sino con las cabezas de sus ganados, y que así, aunque se los paguen en doblones de oro, no tendrán dónde comprar con ello lo necesario para su sustento y entre tanto perecerán de hambre en los desiertos donde los Padres los quieren sacar desterrados, y que últimamente claman unas veces con tristes gemidos y otras con rabioso furor preguntan á los Padres qué delito han cometido contra su Rey y señor para un castigo digno de los más traidores vasallos.

Eso será, repuso Lázaro, si el dolor procede de la culpa, como ponzoña que se destila de fruto venenoso, que mientras el sufrimiento no está manchado de delito ni tiene sabor a remordimiento, cuando es puro, no faltan lágrimas en que anegarle. ¿Ha visto usted esas flores que, arraigadas a la orilla de los ríos, parecen prolongar su tallo si las aguas aumentan, sobrenadando siempre?

Palabra del Dia

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