Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de mayo de 2025
Notando que la examinaban, no acababa de marcharse. Daba vueltas en redondo para que se la viese bien por todas partes, adoptaba posiciones caprichosas, afectadas, dirigía preguntas impertinentes a su hermana, reía sin motivo, la cubría de besos y la sobaba sin consideración. Déjame, Ventura. ¡Qué retozona estás hoy! exclamaba aquélla con su franca sonrisa bondadosa, procurando desasirse.
Francamente, aquellos enternecimientos periódicos le parecían excesivos y molestos a la larga. «¿Qué diablos tenía su mujer?». Pero, hija, ¿qué te pasa? tú estás mala.... No, Víctor, no; déjame, déjame por Dios ser así. ¿No sabes que soy nerviosa? Necesito esto, necesito quererte mucho y acariciarte... y que tú me quieras también así.
Severiana se esforzaba en impedirlo; pero Guillermina no cedía. «Déjame tú... si a mí esto no me cuesta ningún trabajo... Vete a ver lo que quiere Juan Antonio, que está dando voces hace un rato». La pobre menestrala deseaba tener tres o cuatro cuerpos para atender todo. «Hombre, ten consideración. ¿Cómo quieres que deje a la señora en...?». Al ver la de Rubín este tráfago y la poca gente que había para tan diversos quehaceres, brindose gustosa a ayudar.
Tomó por fuerza una de mis manos y la retuvo entre las suyas, mientras que yo, dominada por una timidez que no había sentido jamás, volví a un lado la cara y hacía esfuerzos por librarme. Déjame esta mano tan pequeñita y linda; me pertenece. Vuelve la cara hacia acá, Reina. Miré de frente a aquellos hermosos ojos francos que me sonreían, y exclamé: ¡Alabado sea Dios!
Yo necesito continuar siendo madre, ya que no puedo ser otra cosa; y ese infeliz no conoció á la suya, no tiene á nadie en el mundo, está solo como yo... Déjame que busque un poco de ilusión allí donde puedo encontrarla. ¡El pobre agradece tanto mi afecto! ¡Se siente tan feliz en mi casa!
Basta de niñerías dijo don Juan de repente, atrayendo hacia sí la puerta y abriéndola de par en par . Entra en mi cuarto, o déjame que entre en el tuyo, y hablaremos tranquilamente. ¿Tranquilamente? ¿Lo dudas? ¡Como no me has avisado que venías, y luego has tomado ese cuarto! ¿Había de irme lejos pudiendo estar cerca? ¡Dilo, alma mía!
19 Fuera, como si nunca hubiera sido, llevado desde el vientre a la sepultura. 20 ¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco. 21 Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; 1 Y respondió Zofar naamatita, y dijo: 2 ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre parlero será justificado?
¡No llores, Luis, no llores!... ¿Ves cómo eres bueno? Estás llorando por mí. ¡No he de llorar por tí si eres mi hija! Llámame padre... ¡Yo soy tu padre! ¿Lo sabes, lo sabes? Sí, lo sé... Tú eres mi padre y yo soy tu hija... Tengo sueño... Déjame dormir sobre tu pecho. Y dejó caer sobre él la cabecita blonda.
Del fondo del saco salió una voz tristísima: el camarón le estaba hablando: Párate, amigo, párate, y déjame ir. Yo soy el más viejo de los camarones: más de un siglo tengo yo: ¿qué vas a hacer con este carapacho duro? Sé bueno conmigo, como tú quieres que sean buenos contigo.
Déjame, hijo mío dijo el judío , déjame que examine ese saquito. Y sus ojos echaban chispas bajo sus espesas cejas. Vea usted, padre respondió Blasillo. ¡Por las cinco estrellas de Stemboth! éstas son las insignas de uno de los grados más altos de nuestra asociación, y yo debo obedecer a los que las posean, sin informarme de qué modo han llegado a sus manos. ¿Qué me mandas, hijo?
Palabra del Dia
Otros Mirando