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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Un día de los primeros de Marzo, Maxi, al dirigirse al café, vio a Izquierdo en los soportales de la Casa-Panadería, y a punto que le saludaba, pasó y se detuvo el cobrador municipal. Este y José cambiaron unas palabras. «En seguida voy al café dijo el modelo, mostrando varios paquetes a su amigo, que los miraba con curiosidad . Subo a largar esto: Varas de cinta... jabón... demonios, dátiles.
Antes de que las especies evolucionen y produzcan, el género humano, antes del orto del hombre con su conciencia, la Naturaleza se desarrolla en un sentido ideológico de coordinación y finalidad. Seres y cosas ensamblan por algún modo sutil. La jirafa, ese animal que te agrada, por absurdo, no es nada absurdo; tiene el cuello largo, para poder alcanzar los dátiles de las altas palmeras.
Busquéle las manos, y como sus palmas estaban hechas a llevar semejantes dátiles, cerró con los dichos veinte y seis, diciendo: -Yo averiguaré la enfermedad y si no es urgente bajará al cepo. Yo conocí la deshecha y respondíle humilde. Dejóme fuera y a los amigos descolgáronlos abajo.
Con sus puertas de clavos y sus azoteas, lleno de moros tunecinos y hebreos de barba negra, bebiendo vino de oro en el café, comprando puñales con letras del Corán en la hoja, está, entre bosques de dátiles, el caserío de Túnez, hecho con piedras viejas y lozas rotas de Cartago.
El médico me aconsejó el ópio; yo me negué, y recuerdo que el médico me decia: si usted se acostumbrara á usar de aquel narcótico, lo usaria al cabo como ahora puede usar de los dátiles, por ejemplo. Puedo acostumbrarme á los cafés cantantes, como puedo acostumbrarme al ópio, al veneno, á la disolucion. ¿De qué manera?
Con las cosas bonitas que cuenta me entretiene, y casi no me acuerdo de que no hay en casa más que dos onzas de chocolate, media docena de dátiles, y algunos mendrugos de pan... Si has de traerme algo, sea lo primero para estos pobres gatos aburridos, que desde el amanecer no me dejan vivir. Parece que me hablan, y dicen: «Pero ¿qué es de nuestra buena Nina, que no viene con nuestra cordillita?».
Vamos a ver vivir, como viven en sus países de luz, al javanés en su casa de cañas, al egipcio cantando detrás de su burro, al argelino que borda la lana a la sombra del palmar, al siamés que trabaja la madera con los pies y las manos, al negro del Sudán, que sale ojeando, con la lanza de punta, de su conuco de tierra, al árabe que corre a caballo, disparando la espingarda, por la calle de dátiles, con el albornoz blanco al viento.
Se despepita por ellas... pensó el razonador, penetrando en el establecimiento, sin ver nada de lo que en él había . Come dátiles... luego no está mala; los dátiles son muy indigestos. Y puesto que ella los come, la causa del no salir, no es enfermedad... Luego, es otra cosa... Y viendo entrar a Izquierdo, volvió a mirar su reloj. «Ha tardado doce minutos.
Debe hacerse notar también que a Benina se le iba mermando el dinero, pues comió allí la niña, y fue preciso añadir merluza al ordinario condumio, y además dátiles y pastas para postres.
Y fue de ver como el señor Joaquín, ensanchando los horizontes de su comercio, acaparó todas las especialidades nacionales culinarias: tiernos garbanzos de Fuentesaúco, crasos chorizos de Candelario, curados jamones de Caldelas, dulce extremeña bellota, aceitunas de los sevillanos olivares, melosos dátiles de Almería y áureas naranjas que atesoran en su piel el sol de Valencia.
Palabra del Dia
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