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Actualizado: 31 de octubre de 2025
El teatro y la novela ¿no tienen un pequeño número de notabilidades, cuyas obras se imitan hasta el fastidio? La política, la filosofía, la historia, ¿no cuentan tambien unos pocos adalides, cuyos nombres se pronuncian sin cesar, y cuyas opiniones y lenguaje se adoptan sin discernimiento?
Allí explica el ingenioso, sutil y elocuente Pedro Bembo cómo se complace y cuánto goza el amante en la contemplación de la mujer amada, viéndola, oyéndola y hasta mereciendo de ella ciertos delicados e inocentes favores, entre los cuales pone el de abandonar por largo rato en las manos de él las manos de ella, y hasta el de dar y recibir, con mero contentamiento espiritual y sin sensualidad alguna, besos en la boca, a fin de que allí acudan las almas y se unan y compenetren, como cuentan que le sucedió a Platón con su amiga, que hubo de ser la linda Arqueanasa.
Tampoco hizo mal, en mi sentir, en ocultar su personalidad y en no mentar su yo, lo cual no sólo demuestra su humildad y modestia, sino buen gusto literario, porque los poetas épicos y los historiadores, que deben servir de modelo, no dicen yo, aunque hablen de ellos mismos y ellos mismos sean héroes y actores de los casos que cuentan.
Y es porque el infeliz no los ha oído nunca, ni en la Noche-Buena, ni en la de Año Nuevo, ni en la de los Santos Reyes, pues se ha dormido siempre antes de que lleguen al portal; así es que cree en los marzantes como en el otro mundo, por lo que le cuentan.
Pero estas veinticuatro horas eran de otra manera, se contaban por minutos... que es como se cuentan las horas. «Y bien, lo normal, lo constante, lo que debía ser ya siempre, era aquello... el no verle.... Veinticuatro horas y después otras tantas... y así... toda la vida». Hacía mucho calor.
A veces, cuando nos cuentan escenas de guerras antiguas, horribles episodios nos recuerdan lo que debió ser la vida de nuestros antepasados los trogloditas, y lo que sería la nuestra si ellos no nos hubieran preparado días más felices que los suyos.
Días después redujeron a prisión, en el Castillo del Príncipe, a Rafael María de Mendive, más tarde deportado a Santander: y cuentan que Martí, ansioso de ver a su amado maestro, se fue al Gobierno, y sin más recomendación que su persona, consiguió un pase para poderlo visitar: y allí iba él diariamente, al calabozo del cubano prisionero, a llevarle el consuelo de su agradecimiento y su ternura.
Por todos los sitios que recorren van repartiendo vida y movimiento, aproximan los pueblos á la capital; cambian ventajosamente, y con utilidad general, todos los productos; promueven las obras de utilidad y de recreo por donde pasan, y aumentan en una palabra la riqueza pública, como sucede en todos los paises que cuentan buenas comunicaciones.
Cuentan que se encontraron casas donde habia hasta cuatro mil arrobas de harina corrompida: ¿con qué razon se hubiera podido castigar á un pueblo hambriento que á la vista de tan lamentable espectáculo hubiese desplegado todo el furor de su venganza? Desangróla en el siglo XVIII la guerra de sucesion: en el XIX, la guerra con la Francia.
Usted a un extremo de la casa y yo al otro, y como si nunca nos hubiéramos visto». Cuentan que el banquero pudo haber replicado algo muy contundente para la conciencia de Nica; pero, o no lo respondió, o no lo supo, o su mujer hizo muy poco caso de la réplica; porque el hecho es que la decisión de Nica se cumplió en todas sus partes. Nadie los vio juntos nunca.
Palabra del Dia
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