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Actualizado: 9 de junio de 2025


La viuda, al quedarse sola con sus hijos y el Alcalde, volvió á hacer pucheros y á llorar por el difunto. Mira, embusterona le dijo aquél: si no quieres que te cruce las costillas con la vara, te callas la boca.

Una de las veces que por allí crucé me sentí tan tiernamente apasionado y aun agradecido, que me acerqué a la reja, y después de convencerme de que nadie me observaba, besé los hierros donde mi saladísimo dueño había puesto tantas veces sus manos. Retireme contento a casa. Aquel feliz estado de espíritu me hizo de nuevo ver las cosas de color de rosa.

El ministro se había negado a rebajar la cuota del Ayuntamiento, lo cual me tenía muy disgustado. Pensando en lo que había de decir a mis colegas cuando me viese entre ellos, y en el modo mejor de explicarles la causa del fracaso, crucé la plaza del Rey y entré en la calle de las Infantas.

Poco después sus ojos leyeron las siguientes palabras: «Sírvase vuesa merced venir esta noche pasadas las once. Golpee primero tres veces y luego otras dos, muy quedo, en el postigo. Yo le abriré. Cruce el patio y el huerto y suba a la torre de la muralla. Mi señora irá luego a hablar con vuesa merced. »Vuestra fiel servidora, Alvarez

Se anunció que a la mañana siguiente saldríamos a una cacería, lo dispuse todo para mi ausencia y sólo una cosa me quedaba ya por hacer, la más penosa y difícil. Al anochecer crucé en coche las calles más concurridas y me dirigí a la residencia de Flavia.

Manolo fue más listo, su caballo mejor y el cochero de don Juan se quedó rezagado en un cruce de calles, donde hubo confusión de carros y carruajes. A esta intentona siguieron varios días de buen tiempo en Madrid, y de mal humor en don Juan, porque ni la señora ni la niñera aparecieron por el Retiro ni el Prado.

Se había alejado, y creyendo no verle en mucho tiempo, crucé las manos con desaliento y dejé correr mis lágrimas, cuando le vi volver sobre sus pasos. Vamos, Reina, no nos hagamos los malos. Por qué nos enoja... Pero qué... ¿estáis llorando? Pensaba en Juno repuse logrando hacerlo con voz segura. Tenéis razón, primita. Os quedáis muy sola. ¿Queréis tenderme la mano? Con mucho gusto, Pablo.

Luego, abriendo del todo el postigo y sacudiendo la mano con impaciencia: Presto, presto agregó; cruce vuesa merced el patio y el huerto, y suba a la torre. Cuando Ramiro se halló en lo alto del cubo, desde cuya plataforma había visto atardecer siendo niño, en compañía del enano, apoyó su espalda contra las almenas y se puso a esperar.

A poca distancia del Puente del , que une como ya he dicho la plaza de Victor Manuel á la iglesia de la Gran Madre de Dios, acaba de construirse un puente colgante que yo crucé despues de haber pagado una corta cantidad que exigen por el paso, segun sucede en Lóndres en varios puentes. El Dora corre tambien por Torino.

Con ayuda de la cuerda me deslicé suavemente en el agua, nada fría, porque el día había sido muy caluroso. Crucé a nado el foso y seguí nadando junto a los altos muros de la fortaleza, sin ver a más de tres varas de distancia y con muy buenas esperanzas de no ser descubierto.

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