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Actualizado: 24 de septiembre de 2025
¡Muera! ¡muera Punto! y los cuchillos brillaron. Eso no es todo añadió ; los crímenes y las profanaciones del maldito recaerán sobre vosotros, y el señor obispo ha ordenado que os prendan o que os den muerte como a los lobos de la sierra, por haberos unido a un renegado. ¿El santo pastor cambia sus ovejas por lobos? ¡Qué milagro! añadió el filósofo.
Sólo el que ha colonizado puede comprender la conducta de aquellos españoles. Tuvieron que implantar la civilización de su época sin otra ayuda que la de unos niños grandes que únicamente se mueven a impulsos del temor. Hablaron después de esto de los «grandes crímenes» de los conquistadores. Eran gente dura, violenta dijo Ojeda , y hasta entre ellos mismos dirimían con sangre sus cuestiones.
Su cerebro se había partido con la dualidad contradictoria de todos los momentos críticos de su existencia. Odió á Freya pensando en sus crímenes. Recordaba como hombre de mar á los compañeros anónimos muertos en los torpedeamientos.
Este descubrimiento glorioso, que Luis XVI al subir al trono recompensó con un grado, causó la pérdida de Kerguelen, á quien se atribuyeron varios crímenes; ensañándose contra él la furiosa rivalidad de los oficiales nobles, sus émulos declararon en contra suya. Desde el fondo de un calabozo de seis pies en cuadro firmó Kerguelen la narración de su descubrimiento .
Entonces, todo lo que me queda que responder observó el señor Leighton, duramente, es que está completamente justificada la opinión pública sobre la futilidad de esta rama de la policía, para el descubrimiento de los crímenes, y no dejaré de llamar la atención del público en este asunto por medio de la prensa. Es, sencillamente, una vergüenza.
Por la noche, cuando el barrio quedó tranquilo y se supo la verdad de lo ocurrido, viendo el hecho en todo su horror, el héroe no daba paz a la lengua para maldecir a aquel indolente Gobierno, que tales crímenes había permitido, si no por expreso consentimiento, por pereza y descuido casi tan execrables como el consentimiento mismo.
Las embusteras son ustedes... ustedes, con esas conciencias cargadas de crímenes... Doña Lupe cruzaba las manos y miraba al Cielo, invocando la justicia divina. Fortunata expresaba un gran abatimiento, cual si su paciencia tocase ya al punto en que agotarse debía. «Mira dijo la viuda , vete a la botica, ponte a trabajar, y con la distracción se te despejará la cabeza».
¡Poeta sensible y de vista corta!... Esperaba de un momento a otro su objeción. «¡Los crímenes que comete el capital en sus grandes empresas mundiales!...» Sí, los reconozco: son los mismos crímenes de los grandes conquistadores que han trastornado el curso de la Historia; los crímenes de las revoluciones que nos dieron la libertad. El hombre pasa y la obra queda.
Por otra parte, Margarita, que iba sola en casa de Marta, mujer poco escrupulosa y que a todo se prestaba, ¿qué necesidad tenía de infundir a su madre sueño profundo? Se nos dirá que el infanticidio es peor; que el infanticidio es el más odioso de los crímenes; pero el infanticidio era necesario para motivar el suplicio de Margarita, cuya bondad queda a salvo merced al delirio.
La tradición de los crímenes y muertes de Don Juan Tenorio se funda en un acontecimiento que, al parecer, sólo se ha transmitido por la tradición oral, puesto que los Anales de Sevilla nada dicen acerca de este punto.
Palabra del Dia
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