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Actualizado: 16 de julio de 2025
Ya, cuando lo de la jubilación, fundada en una enfermedad que no tenía, le había costado gran trabajo arreglar sus papeles y pedir recomendaciones, y la jubilación era cosa temporal... con que la salvación del alma, la jubilación eterna como quien decía ¡apenas iba a exigir esfuerzos, expedientes, y también recomendaciones!
Apenas se ven otras señales de vida comercial que uno que otro bergantín ó barca, atracado al costado del melancólico muelle, descargando cueros, ó alguna goleta de Nueva Escocia en que se está embreando un cargamento de leña que ha de servir para hacer fuego en las chimeneas.
¿Dices que mamá echaba la culpa de este paso a papá? profirió al cabo ella. Sí, sí, no cabe duda. ¡La pobre mamá es tan bondadosa! ¡Si supieras qué trabajo le ha costado decírmelo!... Después de todo, no hay por qué quejarse; tu papá tiene razón. Carlota hizo una leve mueca de desdén y se fue a su cuarto.
Una esterilidad valiosa pero triste rodeaba las nuevas poblaciones. El mayor lujo de los ricos era tener en sus casas unas cuantas macetas de flores. El agua para su riego había costado tan cara como los vinos más célebres.
De esta suerte ganaba él, haciendo ganar al marqués tres reales en arroba por la parte más corta. Luego echaba D. Acisclo en madera el mencionado vino, y al cabo de un año, le ponía tan exquisito, que vendía cada arroba por siete u ocho pesetas más de lo que le había costado.
El joven corrió á la cuerda y se deslizó por ella con gran presteza; las piedras lanzadas por las hondas enemigas se estrellaban contra la roca, una le rozó los cabellos y por fin otra le alcanzó en un costado, ocasionándole vivísimo dolor.
Si, el primer día; entonces traje conmigo el perro gris ... y ya has visto cómo le ha tratado. Pero, ¿y si hubieras encontrado al guarda? Le he encontrado varias veces ... ¡Oh! Dios mío ... Lo que me ha costado veinte francos por vez ... Esta noche, ciento ... pero hoy la cosa era más grave ... ¡había escalada! ¡Qué dicha, que ese hombre sea un bribón! Si: ya lo ves, nada es inútil.
El numeroso grupo que éstos formaban se había apartado del pedrero, dejando solos junto á él á dos hombres encargados de dispararlo. El de la gorra roja se inclinó para apuntar, abrió los brazos y cayó de bruces con una flecha clavada en el costado. Casi en el mismo instante recibió el otro pirata un dardo en la garganta y otro en una pierna y quedó retorciéndose sobre cubierta.
Había comprendido que la ruina estaba allí, en aquella casa y sobre mi cabeza. ¡Y... bien! No sé, si dejándome mi padre colmado de todos sus beneficios, me hubiera costado más y más amargas lágrimas. A mi pesar, á mi profundo dolor, se unía una piedad que, ascendiendo del hijo al padre, tenía algo de singularmente punzante.
Cogió al niño entre los brazos, lo sacudió un poco hasta que logró hacerle despertar, le besó en la frente con afecto, y sacando un duro del bolsillo se lo entregó, alejándose después con Clementina. Cesó la algazara de los obreros. Uno dijo con tonillo de envidia: ¡Anda, que hoy poco trabajo te ha costado ganarte el jornal!
Palabra del Dia
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