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No sientes parásitos a tu mesa, que estos, después de vivir a tu costa, te criticarán. Elige diariamente un pequeño número de comensales, graves sin afectación, ingeniosos sin descaro, festivos sin chocarrería, y que coman sin gula y beban sin embriaguez, honrando tu casa y celebrando tu mesa. »Mucho te hablaría de tu cocina, si mi mal me diera espacio para ello.

Las tierras de esta provincia, por aquella parte del norte, se estienden hasta el curso de un rio grande, que parece ser llamado Corrientes, que entra en el Paraguay por su costa este, en la latitud de 22° 4': en este concepto el parage llamado Itapucú, de que V. S. me habla, pertenece á esta provincia, por hallarse pocas millas al sud del mencionado rio.

Al publicarse esta obra, algunos años más tarde, á costa de penosas investigaciones hechas en las bibliotecas de Londres, de París y de Viena, el autor obtuvo rica cosecha de aplausos, tanto en Alemania como en España.

Era Martínez, el teniente de la Legión extranjera, que le saludaba con cierta timidez, pero satisfecho al mismo tiempo de que sus compañeros le viesen en buenas relaciones con un personaje famoso del que tanto se hablaba en la Costa Azul. Miguel devolvió el saludo maquinalmente y siguió adelante. Este momento quedó fijo en su memoria para toda la vida.

Si me preguntaran quién fué Wamba o Atanagildo, me vería en un gran aprieto; pero, a pesar de no conocer nada o casi nada la historia de mi país, cuando después de un largo viaje he visto desde lejos la costa de España, he sentido siempre una gran impresión.

A veces, al pie de este acantilado, aparecen manchas rojas de algas adheridas a las peñas, que sugieren cierta idea trágica. Pero cuando la costa y, sobre todo, Frayburu llegan a lo álgido de su fuerza, al paroxismo de su misterio, es al anochecer.

Dio perfección a la obra de la casa episcopal, y en sus días y a costa suya fueron levantadas las naves laterales de la Catedral, la cual conserva también otras memorias de su liberalidad, como son: el terno negro de terciopelo bordado en oro, un palio de tisú y cenefa de terciopelo carmesí, y el verjado y sillería del coro: fundó un Colegio en la Universidad de Alcalá de Henares para estudiantes teólogos de Aragón, con dotación de mil escudos anuales: en Daroea se construyó a sus espensas una capilla y capellanía, cuyo patronato es de la casa del Marqués de Villalba.

Los vapores y los grandes veleros apenas si se marcaban como una pequeña sombra en el horizonte, navegando rectamente de Marsella á Génova, sin contornear el extenso golfo de la Costa Azul. Pero ahora el peligro submarino había obligado á la navegación comercial á deslizarse al amparo de las costas.

El Capitán no parecía estar muy seguro de la aparente tranquilidad que reinaba en aquellas playas, y de cuando en cuando escuchaba con atención, como si quisiera percibir algún otro rumor que el de las olas al estrellarse en los escollos. La misma tripulación china parecía inquieta y miraba con desconfianza hacia la costa, como si temiese algún grave peligro.

De D. Camilo de Arana y otros autores, tomamos algunos de los siguientes datos: La costa S. de Mindanao, comprendida entre Zamboanga y Pollok, presenta tres entradas notables, tales como el seno de Sibuguey, el de Dumanquilas y la gran bahía ó golfo de Illana; todas tres se hallan rodeadas de montes que forman la gran cordillera central que corre la isla de E. á O.; las ramificaciones de esta cordillera se dirigen, la principal hacia Zamboanga y las otras menores que bajan á formar las tierras, comprenden el seno de Dumanquilas separando el seno de Sibuguey del golfo ó bahía Illana.