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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Se me trababa la lengua, se me hacía de noche dentro del caletre, como cuando iba a la escuela; tenía miedo de que te ofendieras y que el padrino me diese encima unos cuantos palos con una tranca, disiéndome: «¡Arre allá, so sinvergüensa!», lo mismo que cuando se mete en la viña un perro vagabundo... Por fin, salió la cosa. ¿Te acuerdas? Algo costó, pero nos entendimos.

Vos, antes de que muriese Felipe II, mucho tiempo antes, érais el favorito, los andadores del príncipe de Asturias; cuando Felipe II murió, vos fuísteis lo que sois ahora, secretario de Estado universal de Felipe III. Vuestra privanza con el rey cuando era príncipe, os costó poco; era, como lo es, vanidoso y grave, y vos adulásteis su vanidad y su tiesura; era, como lo es, devoto, y vos supísteis haceros más devoto que él.

La hojarasca de los capiteles «tomada del antiguo», era tan delicada y buena, como la que adornaba los mismos miembros arquitectónicos empleados en la casa del Marqués de Tarifa (la de Pilato). En cuanto á la traza, semejábase en gran manera á lo esculpido por los mismos artistas para los sepulcros de los Marqueses de Ayamonte. Tuvo de costo la obra de marmoleria, para el adorno de la casa de Don Fernando 230 ducados de oro. El edificio remataba en un antepecho revestido de brillantes azulejos, entre los cuales corría la siguiente inscripción, con letras capitales romanas (también de azulejería) negras sobre fondo blanco: DON FERNANDO COLÓN HIJO DE DON XPOVAL COLÓN PRIMERO ALMIRANTE QUE DESCUBRIÓ LAS INDIAS FUNDÓ ESTA CASA A

Digo, ; me costó un... un combate.... En fin, eso es lo que menos importa. Por no pensaría en irme, pues no estoy buena y se me figura que... duraré poco..., pero..., ¿y la niña? La niña.... La van a matar, Julián, esas... gentes. ¿No ve usted que les estorba? ¿Pero no lo ve usted? Por Dios le pido que se sosiegue.... Hablemos con calma, con juicio....

Y Alejandro acabó de derribar todos los soldados de mi ejército, mientras yo, pensativo, vacilante en la bondad de mi causa, dejaba hacer, sin atreverme a tomar la ofensiva. Aquella noche me costó dormirme; era día entrado ya, cuando me desperté en medio del sobresalto de un sueño en que me veía amarrado a un árbol, y en momentos de ser fusilado por el señor de la tienda.

Hace mucho tiempo que estoy viendo en su hombro derecho una señal; pero nunca hasta ahora la he preguntado; es una cicatriz como la de una mordedura; ella ha dicho que recuerda haber tenido siempre esa señal; he preguntado al tío Manolillo, y me ha dicho que la encontró abandonada en la calle, y que efectivamente, cuando la llevó á su estancia en el alcázar, notó que las pobres ropas en que iba envuelta estaban manchadas de sangre; que la descubrió y vió una mordedura reciente, de la que costó trabajo curar á la niña.

El sacrificio que esta concesión hecha al bello sexo costó a aquellos hombres, que eran tenazmente escépticos respecto de su virtud y utilidad general, sólo puede comprenderse por el entrañable afecto que Tomasín inspiraba.

Duró este engaño algunos días, hasta que, al cabo de pocos meses, volvió Fortuna su rueda y salió a plaza la maldad con tanto artificio hasta allí cubierta, y a Anselmo le costó la vida su impertinente curiosidadCapítulo XXXV. Donde se da fin a la novela del Curioso impertinente

Con este propósito de la coz, hacía de tripas corazón; sin eso, no hubiera podido mantenerse en pie... Al fin pudo conseguirse bajarla de allá arriba, pero no costó poco que digamos. Fue necesario descolgarla en unas angarillas, con cuerdas y un gato.

Lo fue por influencia o mediación de D. Martín de las Casas y otros próceres. No les costó trabajo obtener este nombramiento del obispo, porque Gil se había hecho notar extremadamente como alumno aplicado e inteligente en el seminario de Lancia.

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