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En El parecido en la corte ha tenido presente Moreto, indudablemente, La entretenida, de Cervantes; pero habiendo alcanzado el mérito de aventajar á su modelo en el plan y en su ejecución, y debiendo añadir que en la traza de este Parecido ha aprovechado no poco la primera parte de El castigo del pensé que... de Tirso.
El piadoso presbítero salió alegre de Córdoba con las santas reliquias en diciembre de aquel mismo año , y en enero del siguiente llegó á Oviedo, donde las recibieron con devocion suma y solemne pompa el rey, el arzobispo Hermenegildo y toda la corte.
Este hermano, monseñor el abate de V *, había sido sucesivamente en la corte de Luis XVIII, y más tarde en la de Carlos X, uno de los prelados que gozaban de más influencia; y sabido es hasta dónde llegaba en aquella época el poder del clero.
La corte celestial resulta una corte más corrompida que las de aquellos autócratas que la historia ha condenado; la corte de los Khanes, los Sultanes, los Emperadores bizantinos, mongoles, persas, tártaros, todos los bárbaros que han abusado de la humanidad y que han personificado la injusticia y justificado la revolución y las matanzas.
Maltrana también le había visto irritado, con la cólera del loco pacífico que pierde su tranquilidad. Le saludaban con blasfemias cuidadosamente rebuscadas para provocar su furor. Al principio las acogía cerrando los ojos, bajando la cabeza, como un mártir en las primeras angustias del tormento; pero su paciencia se agotaba al ver que el pecador insulto iba abarcando toda la corte celestial.
Normalmente, y sobre todo en época de creciente, derivan vigas escapadas de los obrajes, bien que se desprendan de una jangada en formación, bien que un peón bromista corte de un machetazo la soga que las retiene.
Sonrióse el fiel escudero, ofreció al barón escribirle en un santiamén cuantas cartas quisiese y poco tardó en quedar firmada y sellada la en que el caballero refería ligeramente los principales episodios de su viaje, el encuentro con los piratas, la desgraciada muerte del joven escudero Froilán de Roda, su presentación en la corte y cómo se proponía salir sin tardanza para Montaubán, donde el resto de la famosa Guardia Blanca de su mando entretenía sus ocios quemando y saqueando.
Abde-r-rahman correspondió á los presentes del griego con un magnífico regalo, encomendado á uno de los caballeros mas cumplidos de su corte para que se le entregase en persona.
Luego hizo de sí improvisa muestra, junto a la almohada del, al parecer, cadáver, un hermoso mancebo vestido a lo romano, que, al son de una arpa, que él mismo tocaba, cantó con suavísima y clara voz estas dos estancias: -En tanto que en sí vuelve Altisidora, muerta por la crueldad de don Quijote, y en tanto que en la corte encantadora se vistieren las damas de picote, y en tanto que a sus dueñas mi señora vistiere de bayeta y de anascote, cantaré su belleza y su desgracia, con mejor plectro que el cantor de Tracia.
Este y su mujer siguieron siempre en la corte siendo dechados de elegancia. Inesita, luego que pasó tiempo, filosofó con serenidad acerca de don Braulio y explicó su muerte de un modo satisfactorio para ella.
Palabra del Dia
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