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Actualizado: 27 de junio de 2025


Ni cupo mejor suerte á las cornisas. Cortadas y retorcidas de mil maneras, habrian parecido harto desabridas y monótonas á los innovadores si se hubiesen conservado en ellas la direccion recta y una sola moldura por picar.

El mismo alcázar de Sevilla, más que moro, es mudejar, y honra más el buen gusto del caprichoso y popular tirano D. Pedro de Castilla, que la elegancia del rey poeta Almotamid, ó la magnificencia de su tremendo padre, que adornaba sus jardines y las puertas de su alcázar con las cortadas cabezas de sus enemigos.

Algo había en su memoria que le hablaba de una existencia anterior; pero eran recuerdos confusos, vagas remembranzas cortadas por obscuras lagunas de olvido, y envuelto todo en una niebla pálida que amasaba personas y sucesos.

Al través de las sonrisas nerviosas que iluminaban su rostro por momentos y de las cortadas frases enigmáticas, se percibía el malestar, la inquietud y hasta un dejo de odio. Sonó la campana de la verja repetidas veces. El salón se pobló en pocos minutos con las quince o veinte personas que estaban invitadas. Llegó la marquesa de Alcudia sin ninguna de sus hijas.

Pocas y estrechas ventanas cortadas por columnas de piedra, distribuidas caprichosamente por la fachada; una pared lisa de piedra, ennegrecida por los años; algunos agujeros cuadrados cerca del techo, a guisa de aspilleras; una gran puerta de medio punto reforzada con grandes clavos de acero. Por dentro era inmensa y tenía más alegría. El patio ancho, más ancho que la calle.

El Blutfeld, situado entre el Schneeberg y el Grosmann, es una estrecha garganta rodeada de ingentes rocas cortadas a pico. Una corriente de agua se desliza por allí sinuosamente, tanto en invierno como en verano, a la sombra de crecidas malezas, y al fondo se extiende un ancho prado, en el que se ven grandes piedras esparcidas.

Por efecto de una constante elaboración de miles de años, habían formado las filtraciones en la masa calcárea extraños y monstruosos grupos silíceos, resguardados por las cortadas y dentadas puntas de las estalactitas que amenazaban nuestras cabezas, y las de las no menos irregulares estalacmitas, que unas veces alzaban sus brazos para acariciar á sus hermanas y otras atormentaban nuestros piés con sus tajadas crestas.

¿Y qué más quiere que haga, rey? dijo Meñique, parándose en las puntas de los pies, con la manecita en la cadera, y mirando a la princesa cara a cara. Mañana se te dirá, marqués Meñique le dijo el rey; vete ahora a dormir a la mejor cama de mi palacio. Pero Meñique, en cuanto se fue el rey, salió a buscar a sus hermanos, que parecían dos perros ratoneros, con las orejas cortadas.

Desde la escena de San Diego Simoun no había vuelto á ver ni al joven ni á Capitan Tiago. ¿Cómo está el enfermo? preguntó echando una rápida ojeada por el cuarto y fijándose en los folletos que mencionamos cuyas hojas aun no estaban cortadas.

Si la ignorancia tenía las alas cortadas al deseo o la castidad sujetaba a la naturaleza, ni él mismo lo sabía; que no sintiendo torpeza, no tuvo ocasión de combatirla.

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