Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de mayo de 2025
En invierno abrigábase con una chaqueta que fué de su señor abuelo, la cual, después de cortadas las mangas por el codo, á Pacorrito le venía que ni pintada para gabán. En el cuello le daba varias vueltas, á manera de serpiente, un guiñapo con aspiraciones de bufanda, y cubría la mollera con una gorrita que afanó en el Rastro.
El pueblo español es talmente ávido de corridas de toros, que ni un hombre, ni una mujer, ni un niño habían quedado en la población; todos estaban en la plaza, los marinos mismos habían abandonado sus embarcaciones, y cuando llegaron apresuradamente, se encontraron todas las amarras cortadas y vieron a lo lejos faluchos y balandros que el mar se había llevado al retirarse.
Dejaron los sembrados y empezaron a caminar por las praderas cortadas aquí y allá por grupos de árboles, esmaltadas de florecitas blancas, amarillas, rojas. Por entre estos macizos de florecitas silvestres asomaba de vez en cuando el lomo turgente de una roca enorme, como un gigante que durmiese oculto entre ellas. Se aproximaba el crepúsculo.
Según mis noticias y ya sabe Vd. que todo lo averiguamos cuando es cosa de interés la señorita de Ágreda ha reñido con su hermano de Vd., o mejor dicho; están en absoluto cortadas las relaciones entre ambos, y esto a Vd. se le debe. Hice lo que pude, sin que me costara gran trabajo. Me bastó decirla que Pepe frecuentaba la casa de otra mujer.
Y alrededor de este cartel había clavadas treinta orejas sanguinolentas, cortadas por la raíz de la piel a quince hombres que se creyeron más fuertes de lo que eran.
Poquísimas tragedias hay buenas: unas son idylios en coloquios bien escritos y bien versificados; otras disertaciones de política que infunden sueño, ó amplificaciones que cansan; otras desatinos de un energúmeno en estilo bárbaro, razones cortadas, apóstrofes interminables á los Dioses no sabiendo que decir á los hombres, falsas máxîmas, y lugares comunes hinchados.
La reina, allá en España, dicen que era buena, y mandó a un gobernador que sacase a los indios de la esclavitud; pero los encomenderos le dieron al gobernador buen vino, y muchos regalos, y su porción en las ganancias, y fueron más que nunca los muertos, las manos cortadas, los siervos de las encomiendas, los que se echaban de cabeza al fondo de las minas. «Yo, he visto traer a centenares maniatadas a estas amables criaturas, y darles muerte a todas juntas, como a las ovejas.»Fue a Cuba de cura con Diego Velázquez, y volvió de puro horror, porque antes que para hacer casas, derribaban los árboles para ponerlos de leñas a las quemazones de los taínos.
Sí, Catalina. ¿Quién hubiera nunca pensado que los alemanes entrarían por allí? ¡Un desfiladero casi impracticable para los peatones, encajado entre rocas cortadas a pico, en el que hasta los pastores a duras penas pueden bajar con sus rebaños de cabras!
Palabra del Dia
Otros Mirando