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Actualizado: 28 de junio de 2025


De las coqueterías de Rafaela no había nadie que no tuviese certidumbre; pero, si estas coqueterías no pasaban de cierto límite, más que ofender a D. Joaquín lisonjeaban su amor propio. Lo que es él, estaba convencido o se empeñaba en estar convencido de la fidelidad de Rafaela.

También van en el paquete unos cigarrillos egipcios... Elena miró risueñamente el nuevo traje del contratista, agradeciendo al mismo tiempo su regalo con remilgos y coqueterías. A continuación se presentó Moreno luciendo zapatos de charol, chaqué de largos faldones y sombrero duro, lo mismo que si estuviera en la capital y fuese á visitar al ministro.

En realidad, era un fruto prematuramente caído del árbol, una doncella núbil antes de tiempo; a los trece, cuando tocaba habaneras, tenía ya las coqueterías, los celos, los caprichos de la mujer, y ahora aquella flor rápida y precoz se había deshojado, y en vez de la lozanía seductora de la juventud, notábase en Josefina la tiesura y empaque de una señora formal y los remilgos de una lugareña.

Y echándose a reír, añadió: Nada, hijita, le doy a usted calabazas.... ¿no contaba con mis veleidades, eh? ¿No contaba usted con las coqueterías del viejo? Y al decir esto abrió los brazos, derramó una lágrima, y riendo siempre, estrechó a Sola contra su corazón, en el cual se desbordaban los afectos más puros. Venga acá, hija de mi corazón exclamó , venga acá y abráceme también.

Pero la Reina, con la propia condición de mujer, y más aún de la que vive retraída y desocupada, se complacía en saber todas las intrigas y sucesos, sobrando siempre damas de la servidumbre que se empleasen a porfía en averiguarlos y en contárselos luego. Pronto, pues, supo la Reina la rivalidad de Pedro Carvallo y de Morsamor, así como las coqueterías de doña Sol que la habían causado.

Tenía los nervios tan excitados, que con la palabra más insignificante se le disparaban y montaba en furiosa cólera. Además, por el interés vehementísimo de triunfar de su padre, crecían sus coqueterías con Escosura, recién nombrado ministro. Esto era, como debe suponerse, lo que más desgraciado hacía al joven entomólogo.

¡Qué cosas dices, Magdalena! repuso Antonia en son de reprensión cariñosa. La verdad. Quien pronto podrá burlarse de en el salón y aniquilarme con sus sarcasmos y coqueterías no procede de un modo muy noble persiguiéndome hasta mi cuarto para entonar en mi presencia un canto anticipado de triunfo. ¡Cómo! ¿Me despides, Magdalena? preguntó Antonia, con los ojos preñados de lágrimas.

Lo último que debí perder eran los tímpanos... Porque todavía alcancé a escuchar la furibunda voz con que clamaba Nanela: ¡Tucker, el demonio de Tucker tiene la culpa! Por no fijarse en las coqueterías y devaneos de su mujer, el pobre Marcos Ruiz tenía fama de zonzo. Pero más zonza era ella, Currita, pues que, siendo en realidad una buena muchacha, hacía lo posible para no parecerlo.

Todas las mamás ávidas de casar a su progenitura están a los pies del santo patriarca, y todas las solteras y solteronas en busca de un marido le hacen una corte asidua. Al salir de la Catedral quise darme el placer de parecer ignorar lo que la abuela podía tener que pedir tan largamente al bueno de San José. Muchas coqueterías te traes con San José le dije en cuanto salimos de la iglesia.

Duéleme el mal que te hago, pero yo no quiero que se burle nadie de ti... Reflexiona sobre todo esto y, créeme, no te dejes engañar ni por las coqueterías de la señora Liénard, ni por los halagos del señor Delaberge... Simón se desprendió de los brazos de su madre y se alejó rápidamente.

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