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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Pero el padrecito se echó pacientemente a juntar realejos, y cada vez que de las economías de su mesada conventual, alboroques, limosnas de misas y otros gajes alcanzaba a ver apiladas sesenta pulidas onzas de oro, íbase con gran cautela al portal de Botoneros y entraba en la tienda de don Marcos Guruceta, comerciante que gozaba de gran reputación de probidad, y que por ello era el banquero o depositario de los caudales de muchos prójimos.
Su excelencia, declarando que los palaciegos se habían quedado cortos en el elogio, departió familiarmente con el artista; y éste, animado por la amabilidad del virrey, le dijo que ya le aburría la clausura, que harto purgada estaba su falta en tres años de vida conventual, y que anhelaba ancho campo de libertad.
Gabriel miraba el jardín, orlado por las arcadas de piedra blanca y sus rudos contrafuertes de berroqueña obscura, en cuya cúspide dejaban las lluvias una florescencia de hongos como botones de terciopelo negruzco. Descendía el sol a un ángulo del jardín, y el resto quedaba en una claridad verdosa, de penumbra conventual.
Esto le parecía una extraña vuelta de su alma a la primera época del internado conventual, entre los once y los trece años, época breve que surgía como lejana blancura en sus recuerdos. Su idea de Jesús, en aquel tiempo, se mezcló con delirios inocentes, asociada a la muerte de su padre y a multitud de reflexiones que llenaran de dulzura su corazón de jovencita.
Pero después que ambas primas hubieron resuelto este punto, quedó otro más difícil: la cuestión del permiso. Doña Tula se negó a darlo. Gloria estaba haciendo en su casa una vida conventual. Desde que se descubrió el galanteo de Marmolejo, sobre todo, la tenían terriblemente sujeta.
Por las noches, la casa de los lagares, que tenía algo de conventual por su silencio y su disciplina cuando estaba presente don Pablo Dupont, entraba en plena fiesta hasta una hora avanzada de la noche. Los jornaleros olvidaban su sueño para beber el vino señorial, pródigamente repartido.
La fortaleza romana ha desaparecido casi; la iglesia conventual es una ruina; la fábrica prospera, y el nombre de Juan Huss se ha salvado del olvido, porque simboliza la gloria de la conciencia libre, santifica el martirio y condena los crímenes y horrores del fanatismo religioso. El edificio gótico, de interior casi escueto, donde tuvo sus deliberaciones el Concilio, nos inspiró disgusto.
Habiéndose puesto en marcha con este intento, campó aquella noche en Ocalla, en cuya proximidad se halló muerto al P. Fray José Acuña, religioso del Orden de Santo Domingo, conventual del Cuzco, y encargado de una de las haciendas que posee esta religion en aquellos territorios.
¡Si hubiesen estado así en la batalla del Marne!... dijo Desnoyers á su amigo. Ahora, la caballada vivía en interminable descanso. Sus jinetes combatían á pie, haciendo fuego en las trincheras. Las bestias se hinchaban en una tranquilidad conventual, y había que sacarlas de paseo para que no enfermasen ante el pesebre repleto.
Los hábitos negros, la discreta media luz que filtraba al través de los cortinajes de los balcones, esfumando los adornos de la antesala en una dulce penumbra, y la calma discreta que reinaba en toda la casa, daban a ésta un ambiente conventual de profunda paz, dulce y atractivo.
Palabra del Dia
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