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Actualizado: 16 de junio de 2025
Isabel, al ver el estado de su hermana, opúsose a que hubiera ninguna clase de fiesta ni regocijo; dijo que no firmaría el contrato de su matrimonio hasta que Juanita pudiese asistir; y a pesar de las instancias de Fernando, aplazose el día de la boda.
Las palabras que acababa de oír le parecieron el principio de una complicadísima serie de mentiras; pero en seguida se le ocurrió la idea de que si aquello fuese cierto, no habría de faltarle contrato para Carola, es decir, querida por cuenta ajena... y un coro a su disposición. Ocultando la sorpresa, repuso: De mí disponga usted; en cuanto a mi sobrina, se ha retirado del teatro.
Parece que clérigos y legos rivalizaron en tomar parte como actores en estas solemnidades, pues la cofradía de los Battuti, que se organizó en Treviso en 1261, había celebrado con los canónigos de la catedral solemne contrato, obligándose éstos á suministrar dos clérigos para representar los papeles del Angel y de la Virgen María .
En fin, que el manuscrito fue ganando por momentos terreno en el corazón de nuestra simpática amiga, y que el joven se despidió de ella, embargado por la emoción, hasta el día siguiente. Al día siguiente Clotilde se presentó al empresario y le arrancó, mediante la amenaza de rescindir el contrato, la promesa de llevar a la escena lo más pronto posible el drama de Inocencio.
Me había levantado muy agitado. El señor Laubepin, que había dado algunos pasos por el gabinete, me tomó del brazo. Perdón, joven me dijo, pero yo amaba á su madre de usted, la he llorado; perdóneme... Después, volviéndose á colocar delante de la chimenea: Voy á continuar añadió con el tono solemne que le es habitual. Tuve el honor y la pena de redactar el contrato matrimonial de su señora madre.
Mientras vivió el fundador, no se opuso nunca á que algunos de sus convecinos pisasen con una rueda de las dos de sus carros la linde del prado de la cuestión. El primer Seturas era lógico, aunque lo ignorase: mientras no pagara el anticipo del concejo, el contrato con él celebrado estaba vigente en todos sus términos, y el dicho fundador no pagó en su vida.
He sido invitado a una comida y he tenido que asistir a un contrato... Digo asistir, porque ya no ejerzo; he vendido mi notaría y, gracias a Dios, no debo nada a nadie. Excepto a nosotros. Nos debe usted un desenlace. El de la historia de Judit... Le hemos reservado su puesto... Vaya, siéntese.
Pensar en boda, sería bobada: don Juan no había de casarse con una comiquilla. ¿Qué quedaba, pues, en el fondo de aquella mutua inclinación sino la perspectiva de unas relaciones predestinadas a morir sin madurar o a convertirse en contrato pasajero?
El señor Bruinsteen, vencido por sus largas instancias y por sus maniobras de una habilidad infinita, se dejó por fin llevar hasta eso. Pero Margarita se vió en parte defraudada en sus esperanzas, porque el contrato estipulaba que la considerable fortuna del conde pertenecía a sus legítimos herederos, si no tenía hijos de su casamiento. ¿Y ella no tuvo familia? interrumpió la viuda.
Había llamado el tal a un pintor, y mandándole hacer un cuadro de las Once mil vírgenes, y el contrato había sido darle un ducado por virgen, que por cierto no fue caro.
Palabra del Dia
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