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Esas obligaciones, caso de haberlas, me toca reconocerlas a . Yo le hubiese escrito.... Tu carta objetó con sencillez Lucía no le hubiera servido de consuelo, la mía ; y como no era cuestión de hacer cumplidos, sino de....

»Yo tengo mi teoría, con que me consuelo de mi mala ventura y saco a salvo mi orgullo. Pero ¿cómo convertir a mi mujer y hacerla creyente de mi teoría? ¿No le parecerá falsa? »Mi teoría es como sigue. Yo creo que el entendimiento es uno, y me figuro un instrumento para medirle semejante al termómetro.

Despues, en circunstancias muy difíciles para ; en momentos de tribulacion y de amargura; en esos momentos trabajosos en que el hombre conoce si tiene algun amigo, la ciudad de Reus, la noble, la honrada, la laboriosa, la liberal ciudad de Reus, ha entrado siempre por las puertas de mi casa, trayéndome ánimo y consuelo. ¡Dios querrá que sea tan feliz como lo merece por sus sacrificios, por sus deseos, por su cultura y por sus virtudes!

Me he alojado en los hoteles de nuestra campaña, en cuyos cuartos los himnos de la noche son entonados por animales microscópicos y carnívoros; he llegado, en medio de la Cordillera, camino de Chile, a posadas en cuya puerta el dueño, compadecido sin duda de mi juventud, me ha dado el consejo de dormir a cielo abierto, en vez de ocupar una pieza en su morada; he dormido algunas noches en las postas esparcidas en la larga travesía entre Villa Mercedes y Mendoza; he pernoctado en Consuelo, comido en Villeta y almorzado en Chimbe, camino de Bogotá... pero nada, nada puede compararse con aquel Hotel Neptuno que, como una venganza, enclavaron las potencias infernales en la tétrica Guayra. ¿Describirlo?

Quiere levantar la cortina, pero ésta no cede; parece sólidamente sujeta al marco de la puerta. ¿Quién es? grita la voz de Martín. ¡Yo, Juan! ¡No entres! Juan se estremece. Aquel «no entres» le ha atravesado el pecho como una puñalada. Cuando se trata de estar junto a la que sufre, de llevarle el consuelo y la paz, le gritan: «¡no entres

» contestábame en tono sombrío: él fue la causa de que mi felicidad futura desapareciese... me fue necesario huir de usted... Mi dolor, mi desesperación... no han encontrado consuelo, ni olvido mis males sano con el estudio, con el trabajo. El talento que debo a usted... porque todo se lo debo, me ha abierto una carrera en la cual hasta entonces no había pensado.

Así, por ejemplo, un dolor de vientre o de muelas, la simplicidad que se deja engañar, el miedo, el no tener dinero suficiente, las enfermedades, el ser feo o canijo y otras cosas por el mismo orden, no tienen más poesía, ni más consuelo que la risa, mientras no pasan de cierto grado inferior.

Con esto aquella gente miserable En la iglesia se estaba; el adversario La cerca, ya es el caso irreparable: Entrando, matar quiere allí al vicario, Y á un fraile, caso horrendo y detestable, Que el templo profanando el temerario, Imágenes, reliquias de consuelo, Con irrision echaba por el suelo.

Siento un gran consuelo, una gran tranquilidad en mi conciencia, y doy por ello las más fervientes gracias a Dios, cuando advierto y noto que la fuerza de la sangre, el vínculo de la naturaleza, ese misterioso lazo que nos une, me lleva, sin ninguna consideración del deber, a amar a mi padre y a reverenciarle.

El artista, loco de contento, quería comunicárselo al atribulado padre, y medio se echó de la cama para decirle: «D. Francisco, no llore, que el chico vive.... Me lo dice el corazón, me lo dice una voz secreta.... Viviremos todos y seremos felices. ¡Ay, hijo de mi alma! exclamó el Peor; y abrazándole otra vez: Dios le oiga á usted. ¡Qué consuelo tan grande me da!