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Actualizado: 15 de julio de 2025
«Pero él en su espada, con nervio pujante La patria y sus glorias sostuvo constante, Y nunca cobarde su espalda dobló: Miró su bandera de polvo cubierta, Miró de la lucha la arena desierta, Y entonces su frente soberbia rindió. «Su grande destino la muerte ha cortado! La causa camina, pero ¡ay! está helado El soplo de fuego que vida le dió!
No le he escrito a usted en estos cuatro días transcurridos, porque no podía comunicarle otra cosa que la mejoría de Magdalena, y de eso ya está usted bien enterada por dos cartas que le ha escrito su tío. »Todos los días ha ensayado Magdalena sus fuerzas bajo la vigilancia constante del doctor, que es un verdadero modelo de padres.
Doña Manolita, durante estas frases que entre su amiga y ella se cruzaban, miró de soslayo al Padre y creyó ver que se había puesto más pálido que de costumbre. Por lo demás el Padre permaneció silencioso, y no dio su parecer ni sobre el enamoramiento posible de D. Jaime, ni sobre el constante propósito de doña Luz de permanecer soltera.
Luisa se enamoró tambien, y esto era necesario para que se cumpliese la verdad constante de que las jóvenes se enamoran siempre, casi siempre, de lo que ha de hacerlas desgraciadas. Es un arcano incomprensible de la edad, una sombra que lleva consigo la inocencia.
La constante y benigna temperatura intertropical de su cielo, le libra de todas las necesidades que trae en pos de sí el invierno, poseyendo Ambrosio á su alrededor cuanto constituye su vida, no solamente con relación á su materia, sino que también á su espíritu.
Tal es la inclinación del lecho del río, inclinación que no es regular y constante, pues en el punto en que nos encontramos, el descenso de las aguas es tan violento que su curso alcanza a veces a diez y seis y diez y ocho millas por hora. He aquí el chorro de Guarinó, el más temido de todos por su impetuosidad.
Antes de que definiese Quintiliano al orador varón bueno, perito en decir, ya habían declarado los autores griegos que no era posible ser buen poeta sin ser varón bueno antes. El héroe y el santo tienen perpetua y constante voluntad de bien. El poeta sólo es menester que la tenga cuando escribe.
Para la custodia de esta joya, tanto más que la fortaleza, importan la modestia y el constante cuidado. Conviene no desechar el temor de perderla, y conviene huir del peligro, porque quien ama el peligro en él perece.
Pero estas veinticuatro horas eran de otra manera, se contaban por minutos... que es como se cuentan las horas. «Y bien, lo normal, lo constante, lo que debía ser ya siempre, era aquello... el no verle.... Veinticuatro horas y después otras tantas... y así... toda la vida». Hacía mucho calor.
El pañuelo arrastrado por el movimiento constante del remolino, había ido naturalmente á enredarse en las ramas del fatal matorral, á una corta distancia de la opuesta ribera. Fíe en mí, señorita exclamó el señor de Bevallan. En diez minutos tendrá usted su pañuelo, ó no seré quién soy.
Palabra del Dia
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