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Actualizado: 31 de mayo de 2025
No de otra manera, con efecto, se debe pensar en tan grave asunto; pues si América confió en el almirante Dewey, el honor de sus armas en tan lejanas tierras, bien pudieron también los filipinos confiar en las honradas promesas de tan cumplido caballero como bravo marino, seguros de que el grande y noble pueblo americano no desautorizaría ni expondría al ridículo, al ilustre vencedor de la escuadra española.
No, Gabriela: ¿a quién mejor que a usted pudiera yo confiar uno de esos secretos que no se pueden guardar mucho tiempo? Hable usted, Rodolfo, hable usted. Una amiga como yo suele ser buena consejera.... ¿Hay enojos en la niña? Pues contarlos a esa amiga. ¿La niña está contenta? ¡Pues decirlo!... ¿Padece usted?... ¡Pida consuelo!... ¿Es usted feliz? La felicidad es expansiva y franca.
Tu desesperación no es razonable. Lo que temes, no sucederá. ¡Oh, Dios sea loado! exclamó la joven con una risa nerviosa . Tenía razón en confiar en vuestro maravilloso poder. ¿Habéis convencido a mi madre? ¿Ya no iré al convento? ¿Puedo quedarme con vos? ¡Oh! ¡Gracias, gracias, mi ángel bueno! Siéntate, Elena dijo la viuda conduciéndola hasta una silla , y trata de escucharme con calma.
Por eso te preguntaba hace un momento, no por malicia ni por curiosidad, sino porque desearía vivamente que entre los jóvenes, distinguidos por diversos títulos, que me rodean, hubiese alguno bastante dichoso para agradarte y al que pudiera yo confiar el cuidado de tu porvenir. ¡Me dices cosas crueles! exclamé.
Por las mañanas, antes de ir a la oficina, daba una vuelta por la casa: el general le encargaba algunos recados o visitas que no podía hacer personalmente ni confiar a ningún criado, la condesa, menos escrupulosa que su marido, le hacía muchas veces desempeñar oficios humildes: como comprar juguetes para los niños, pagar algunas cuentas al joyero, etc.
Es una injuria que hago a la Providencia no declarándome completamente satisfecha. Así, pues, se daba cuenta del vacío y futilidad de la existencia a que Huberto la llevaba, y amargas previsiones la acusaban cuando desaparecía la excitación pasajera de sus mejores distracciones. Decidiose, al fin, a confiar sus temores a su novio.
En cambio Roger tenía que confiar por completo en su propia destreza; el arma que empuñaba, aunque del mejor temple, era delgada y de sencilla empuñadura; una espada de corte más que de combate.
Bien quería acompañarle mi madre; pero mi padre no quiso confiar a las instables ondas el tesoro de su ventura.
Apuesto cualquier cosa dijo Rafael a que a la hora esta se ocupa en confiar al papel las inspiraciones armónicas que ha hecho brotar en su alma la divinidad del día. Mañana sin falta leeremos en El Sevillano una de esas composiciones que, según mi tío, si no es fácil que le lleven al Parnaso, le precipitarán indefectiblemente en el Leteo. En ese instante fue cuando la marquesa llamó a Rafael.
Pero ¡guay!, que no es bueno confiar en las delicias de un día; ¡guay!, que en la hora menos pensada encontrarán uno y otro criminales amantes delante de sí la aterradora imagen del hombre ofendido, que está dispuesto a vengar su afrenta... Conque díganme si el que tal ha hecho, si el que en la difícil conquista de esa humana fortaleza, jamás antes rendida, ha probado su travesura, ¿qué no hará dirigiéndola contra inexpertas jovenzuelas?
Palabra del Dia
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