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Actualizado: 24 de junio de 2025


Pero no puedo complacer á Roma sin rebajar la dignidad del rey. Es un recurso desesperado. Complaced al papa, á cambio de otra complacencia del papa. Explícate mejor. Pedid á Roma el capelo.

Y ello me demuestra que no es absolutamente necesaria la ortografía para razonar bien. Deseo, pues, complacer a mi bella comunicante. Y con tal fin elijo por tema de esta crónica la crotalogía, es decir, el arte de tocar los crótalos, nombre que los divinos griegos daban a las castañuelas. Creo que mi comunicante quedará complacida, pues no hay nada más alegre que unas castañuelas.

Ella me repitió sin cesar que por propia voluntad se sacrificaba para complacer al ministro, merced al cual lograría yo ascensos en mi carrera. »¿No le causa a usted todo esto tanta extrañeza como a , querida Antoñita? A causa de ello he estado pensativo todo el día. ¡Yo no hubiera osado hablar a Magdalena de ese viaje y ella se me anticipa, salvando todo obstáculo y allanando toda dificultad!

Otra novedad conoció el vecindario de la Presa con la instalación de Elena en la casa del contratista. El salón de Pirovani tenía un piano de media cola, que había permanecido cerrado hasta entonces. Lo compró el italiano en Buenos Aires por complacer á un compatriota suyo, dueño de un almacén de instrumentos de música.

Todo esto viene acaso de mi ignorancia y de que no el sentido exacto de las palabras; pero lo que veo claramente es que las prácticas religiosas no se usan en París y que el domingo se diferencia poco de los demás días de la semana. Mi padre, sin embargo, es tan bueno, que me permite obrar según mi conciencia, con tal que no le moleste en sus costumbres, lo que es, después de todo, muy natural. ¿Lo creerá usted, señor cura? Lo poco que hago por Dios, discretamente y en silencio, lo hago con más fervor y me proporciona más dulzura por lo mismo que tengo que superar más dificultades. Deseo mucho complacer a mi padre y que me quiera. Piense usted que es el único ser en el mundo a quien puedo consagrar mi vida: ¿qué iba yo a hacer de mi corazón si nadie se cuidase de él?... ¿Lo escandalizo a usted, señor cura? Usted piensa que Dios nos pide ese corazón y esa vida, y que esto es bastante para llenarlos. Pero, se lo ruego a usted, no piense eso. Dios es demasiado grande y yo demasiado pequeña, y necesito intermediarios para elevarme hasta

Raimundo, en pie, allá en el extremo de una de las mesas, no quitaba ojo a su amada, que iba y venía de un sitio a otro previniendo los deseos de aquellos invitados a quienes más deseaba complacer. De vez en cuando le enviaba una imperceptible sonrisa de inteligencia que transportaba al joven al séptimo cielo.

Y temiéndome yo que su presencia en Zenda tuviese por objeto seguir dando allí pruebas de igual celo que en Estrelsau, resolví impedírselo cuanto antes. ¿Es ese el motivo de su venida a Zenda, señor prefecto? le pregunté. ¡Oh, no, señor! Me trae el deseo de complacer al Embajador inglés... ¿De qué se trata dije aparentando indiferencia.

Golpeamos el pavimento con nuestros bastones y tanteamos las paredes para complacer a nuestro político huésped, no por otro motivo, pues estábamos del todo conformes en ser víctimas de cualquier diestro manejo. De se decir que me sentía dispuesto a dejarme engañar, y si me hubiesen ofrecido una explicación de lo que siguió, probablemente la hubiera excusado.

Era incapaz de fijarse en los diversos matices del trato social, que apenas cultivaba desde que se había retirado de la política para consagrarse exclusivamente a la ciencia. Había formado parte de aquella excursión por complacer a su cuñado Escosura, que poseía un número considerable de acciones en la mina.

Pues bien, señora, para complacer a usted, quiero recordar a Magdalena el respeto que debe a esos cabellos blancos prosiguió el cura con su franca sonrisa. Pero no puedo desmentirla por completo en cuanto a lo demás... ¡Imposible! exclamó la abuela. No va usted a decirme que es el cristianismo el que ha hecho las solteronas... No, no... Eso es una herejía...

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