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Actualizado: 27 de junio de 2025


Rara vez buscaban su comida en el campo; se alimentaban con los garbanzos sobrantes de los cocidos de Madrid; rumiaban en sus pesebres lo que el día anterior había pasado por las cocinas de la población, y este alimento de animal civilizado parecía avivar su inteligencia. Jamás habían sentido el fresco contacto de la tijera ni el benéfico roce de la almohaza.

Las palas se arrastraban dentro del horno, dejando sobre las ardientes piedras los pedazos de pasta, o sacando los panes cocidos, de rubia corteza, que esparcían un humillo fragante de vida; y mientras tanto, los cinco panaderos, inclinados sobre las largas mesas, aporreaban la masa, la estrujaban como si fuese un lío de ropa mojada y retorcida y la cortaban en piezas; todo sin levantar la cabeza, hablando con voz entrecortada por la fatiga y entonando canciones lentas y monótonas, que muchas veces quedaban sin terminar.

POLLO CON ZANAHORIAS. Puede hacerse lo mismo que la ternera con zanahorias. Cuando empiezan a tomar color se rocían con jerez o vino blanco; cuando está reducido todo esto se mezcla con el jugo un poco de salsa de tomate, se tapa la cacerola y se mete al horno un cuarto de hora; se guarnece la fuente con fondos de alcachofa cocidos y salteados separadamente.

CARNE CON ALCACHOFAS. Se pone la carne en filetes con manteca, ajos, cebolla y perejil, todo bien picado; se deja rehogar y se le agrega harina; cuando se tuesta se le echa caldo o agua hasta que se cueza; aparte se tienen cocidos cogollitos de alcachofas que se rebozarán con harina y se fríen; se echan en la carne, se pone vino blanco y se deja cocer hasta reducir la salsa, y que no se deshagan las alcachofas.

Hoy no quedan de las glorias del puchero sino los innobles garbanzos cocidos, capaces de indigestar á un elefante, el vil chorizo y el desvergonzado tocino, que ha perdido su importancia desde que los moros y judíos han aceptado las impiedades de la cocina y la bodega cristianas.

La mesa estaba servida en el parador de las diligencias, y hacia los honores una hostelera de mal humor, término medio entre doña Dulcinea y Maritornes, que nos abrumó con gallinas y perdices compuestas de todos los modos imaginables, y los consabidos garbanzos cocidos, tan sólidos como piedras de macadamizar.

Los dos mellizos parecen dos rollos de manteca; pero buenos cocidos y buenos guisados les cuestan, que el ama se sabe cuándo empieza a comer, pero no cuándo acaba. La Juliana me dijo que probaremos algo de la matanza que le ha de mandar su tío el día del santo, y además dos cortes de botinas, de las echadas a perder en la zapatería para donde ella pespunta.

Cocidos a diez céntimos.» ¡A diez céntimos! ¿En qué consistirían estos cocidos?... Pensó en ellos con repugnancia; pero se dijo que alguna vez habría visitado la taberna en otra época, de conocer tal baratura. En muchos balcones exhibíanse anuncios de pirotécnicos, con muestras de ruedas de artificio y enormes petardos.

¡Ah! es verdad... ahora recuerdo; sólo que no recuerdo para lo que os he llamado... os necesitaba para algo. Quevedo no contestó. ¿Sabéis que tengo frío, don Francisco? dijo el rey. Andan los tiempos muy crudos, señor contestó Quevedo. Efectivamente, han dado en decir de estos tiempos que si son crudos, que si son cocidos. ¿Sabéis si se guisa algo bueno por el alcázar?

Durante los tres dias que pasé en la imperial Toledo, tan magníficamente cantada por Zorrilla, me vi forzado á renunciar á la carne, recibiendo la ley de la situacion. Pero como no habia pescado, ni huevos, ni leche, quedé á discreción de los garbanzos cocidos y otras iniquidades de la cocina española, neutralizando algo mi desdicha con buenos tragos de un exquisito Valdepeñas.

Palabra del Dia

rigoleto

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