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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Yo le contesto aquello de no siento que mi hijo pierda, sino que se quiera desquitar, y le aseguro que saldrá con las manos en la cabeza si sigue jugando, y le amenazo con que su derrota será mayor cuando esté casado; pero el insolente, atrevido, no me cobra miedo, y cierra los ojos, y arremete, y se casa.
¡Oh arroyuelo! ¡Oh loco y fastidioso arroyuelo! exclamó Perla después de prestar oído un rato á sus murmullos. ¿Por qué estás tan triste? ¡Cobra ánimo y no estés todo el tiempo suspirando y murmurando!
Pero ¿quién cobra á un ricacho como ése? ¿Le debe á usted ese señor?
Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única. El sol había caído ya cuando el hombre, semi-tendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío.
Falta, para dejar completa la plantilla, consignar que el alcaide de Cárcel cobra maravedís 12.000, que el fiel ejecutor disfruta de un sueldo de 6.000, y que cada regidor y no olvidemos que son diez y siete percibe por sus respectivas barbas, 600.
Después atina el pueblo con un héroe a quien el lance cuadra y se ajusta como hecho a su medida. Y ya este héroe eclipsa a los otros y la leyenda se encarna en él y cobra mayor realce y vida. Así FAUSTO, antes de que Goethe le adoptase por hijo de su espíritu, había ya oscurecido a todos los sabios que se han dado al diablo, desde que hay diablos y sabios en el mundo.
Nada le cuesta a usted la paciencia, señor inspector general, pues cobra su sueldo del mismo modo. Bastante más cara es para nosotros, pues nos perjudican mucho esas lentitudes administrativas. Mientras usted nos adormece con buenas palabras, quedan desconocidos nuestros derechos, nuestros intereses sufren y disminuyen nuestros recursos.
Si el hijo se hace sacerdote, decía Cabesang Andang, la madre no nos ha de pagar lo que nos debe... ¿quién la cobra entonces? Pero al ver que Plácido hablaba en serio y leyó en sus ojos la tempestad que rugía en su interior, comprendió que por desgracia lo que contaba era la pura verdad. Quedóse por algunos momentos sin poder hablar y despues se deshizo en lamentaciones.
Cobra para sostener el boato del romano Pontífice, pues le mantenemos su embajador en España, que es como si yo me diese el lujo de tomar criados, imponiendo al vecino la obligación de mantenerlos; cobra por reparación de templos, por bibliotecas episcopales, por la colonización de Fernando Poo, por imprevistos, y ¡qué sé yo cuántos capítulos suplementarios!
Por donde vendrá a inferirse que la verdadera independencia y nobleza de quien escribe está en el propio ser de su alma y no en la circunstancia exterior de que viva asalariado por un príncipe o por un mercader de libros que le paga con lo que del público cobra. Sea como sea, en el día este segundo modo de ganar algo con las letras es el único posible.
Palabra del Dia
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