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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Es menester tratarles así, porque no guardan consideración. Se figuran que tiene uno el dinero para que ellos se diviertan. ¿Se acuerda usted de aquellos estudiantes que nos dieron tanta guerra?, fue el primer dinero de usted que coloqué. ¡Aquel Cienfuegos, aquel Arias Ortiz! Vaya unos peines. Si no es por , no se les cobra...

El miguelete que cobra el portazgo en lo alto de la cuesta de los Meagas aseguró formalmente a José Ignacio Bernaechea que jamás había cruzado de San Sebastián a Zumárraga un coche más elegante, ni unos caballos más hermosos, ni unas gentes más locas.

El gobierno del Ecuador cobra un derecho de un dólar por cada cien libras de nueces sin descascarar, y de un dólar y cuarenta centavos por las descascaradas.

Imagínate mientras tanto, continuó Julio sin atender la interrupción de Muñoz, a una de esas muchachas que guardan oculto el secreto de su alma. La vida le da un esposo al azar; su misma pasividad ha contribuido para que ella lo acepte sin llamar a juicio sus dulces imaginaciones; es un hombre a quien cobra luego el afecto natural que le inspiran los otros miembros de su familia.

Se cobra tarde y mal, cuando se cobra. De modo que no os hagáis muchas ilusiones. Cuando Juan Pablo venga a Madrid irá a Molina de Aragón a enterarse del testamento y recoger lo que es vuestro». Pues que vaya inmediatamente dijo Maximiliano dando una palmada sobre la cómoda ; pero aquello de llegar y en la misma estación coger el billete y zas... al tren otra vez. Hombre, no tanto.

En pagarés de mil duros cada uno. El judío, después de vacilar, llenó los pagarés y puso los sellos. Si cobra usted advirtió de cada pueblo me puede usted ir enviando las letras. ¿No las podría depositar en los pueblos en casa del notario? , es mejor. Un consejo. En Estella no vaya usted donde el ministro de la guerra. Preséntese usted al general en jefe y le entrega usted las cartas. Eso haré.

En un principio no fue completamente franco por aquella misma pícara vanidad de Leocadia, y después por falta de valor: aun conociendo a Paz como llegó a conocerla, tuvo miedo a decirla: «El hombre a quien amas, , la señorita rica, mimada por la fortuna, va por las noches a ganarse un jornal que cobra los sábados como los herreros y los albañilesImaginó que la perdería: era a sus ojos enteramente absurdo que Paz, después de saber esto, siguiera enamorada de él.

Cuando tenía dinero lo derrochaba espléndidamente, y cuando no lo tenía, pedíalo prestado, con la intención jamás retractada de no pagarlo nunca, según su axioma favorito: Cobra y no pagues, que somos mortales.

Esto gritaba aquella mujer, y luego corria, y volvia á gritar, y corria nuevamente, y en todas partes se encontraba. No hay medio posible: ó es una santa, ó una loca. Paris se detiene, cobra fe, prepara la defensa, espera al salvaje conquistador. Atila no tomó la ciudad. Despues de Atila viene Meroveo, y pone á Paris estrecho sitio.

Zadig cobra en fin algún aliento, se para, esquiva un golpe de Otames, no le da vagar, le derriba, le desarma, y Otames exclama: Caballero blanco, á vos es debido el trono de Babilonia. No cabia en la reyna de alborozo. Lleváron al caballero azul y al caballero blanco, á cada uno á su aposento, como habian hecho con todos los demas, cumpliendo con lo que mandaba la ley.

Palabra del Dia

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