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Yo mismo, por último, he celebrado, no poco de lo exótico e importado de Francia que hay en Rubén Darío, sosteniendo que cuando este poeta atina en la elección de lo que toma, lo reviste de la forma conveniente, lo expresa en su idioma castizo y lo adapta como importa adaptarlo, lejos de menoscabar, enriquece la lira castellana con cuerdas nuevas y con tonos que tienen algo de inauditos.

No me hizo admirar aquesta ruina, Que el cazador que entra por un coto, La caza mata, toda cuanta atina; Y el soldado que al campo roto, Del alto abajo todo desollina: Mas pena me dió el ver que aquel piloto Que tengo referido, lusitano, En el puerto á Candish metió de mano.

El chiste está en que el nigromántico, con toda su magia, si bien adormece á la dama, no atina á despertar en él ó á resucitar algo que hacía años dormía ó estaba muerto, y se lleva un chasco feroz, quedando en salvo la honestidad y entereza de la dama, con apacible risa y júbilo de los lectores. Si el Ariosto hubiera tratado el suceso trágicamente, lo hubiera errado.

Y él sin duda encontró el infernal ardid, sin raciocinios ni cavilaciones; bastóle tal vez que alguien mentase la palabra víbora, para atinar desde luego en que este reptil podia servirle de excelente auxiliar. ¿Qué nos dicen estos ejemplos? nos dicen que el talento consiste muchas veces en ver una relacion que está patente, y en la cual nadie atina.

Uno de ellos hace una jugada al parecer tan indiferente..... «tiempo perdidodicen los espectadores; luego abandona una pieza que podia muy bien defender, y se entretiene en acudir á un punto por el cual nadie le amenaza. «Vaya una humorada, exclaman todos, esto le hará á V. mucha falta.» «¿Qué quieren Vds.? dice el taimado, no atina uno en todo,» y continúa como distraido.

No bien entrado el fraile, cerró la puerta con llave el Comendador, para que nadie viniese á interrumpirlos, y en voz baja dijo, mientras él y su maestro tomaban asiento: Cuente V. lo que ha pasado. No me oculte nada. Hablaré en resumen, porque ha sido larga la discusión. Doña Blanca ha celebrado tu generosidad. Dice que no atina á comprender cómo un impío es capaz de acción tan noble.

Después atina el pueblo con un héroe a quien el lance cuadra y se ajusta como hecho a su medida. Y ya este héroe eclipsa a los otros y la leyenda se encarna en él y cobra mayor realce y vida. Así FAUSTO, antes de que Goethe le adoptase por hijo de su espíritu, había ya oscurecido a todos los sabios que se han dado al diablo, desde que hay diablos y sabios en el mundo.