Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de junio de 2025


¿Es que en el número de los escogidos, de los aristócratas del espíritu, no estaba ya pesado en su propio valor, el odioso fárrago del canino Griswold? La infame autopsia moral que se hizo del ilustre difunto debía tener esa bella protesta. Ha de ver ya el mundo libre de mancha al cisne inmaculado.

Además, su sentimiento al ver morir tan nobles animales, ¿no era ya una sensación digna de cantarse en primorosa prosa? Pidió pues prestada al mayordomo su escopeta, encaminose al estanque, y, con el corazón sangrando, a una vara de distancia, ¡pam! asesinó el primer cisne que saliera a recibirlo, esperando la consabida migaja de pan... ¡Inútil sacrificio!

Déjate de simplezas; reconoce que no tienes talento, como tenemos yo y del Laurel; y ocúpate de derecho y política, en los cuales no se necesita tanta inteligencia, o es, por lo menos, más fácil simularla. ¡Considera tu «Canto del Cisne» como el verdadero canto del cisne de tus ambiciones literarias!

Seis están en la colección siguiente de las obras de Mendoza: Obras líricas y cómicas, divinas y humanas, del canoro cisne, el más pulido, más aseado y el más cortesano cultor de las musas castellanas, D. Antonio Hurtado de Mendoza: Madrid, 1728.

Sólo cuando querían hacer reir lo describían todo. El cisne venusino dice desvergonzadamente los estímulos de que se valía la vieja berrionda, mientras que de Glícera sólo nos dice que le aguarda en estancia perfumada; y él va á verla, invocando á Venus para que le acompañe y traiga consigo al Amor.

Me gusta mucho más leer al glorioso cisne del Avon que oir sus obras en el teatro, pues las acotaciones del texto suelen tener un interés crítico y poético extraordinario. Gústanme también mucho más sus comedias, tan graciosas, tan espirituales, que sus dramas, tan rudos y tan sombríos, con pasiones tan violentas y protervas que parece no cupieran en el frágil vaso de la naturaleza humana.

Mas no se espere que yo aqui la escriba, Sino en la parte quinta, en quien espero Cantar con voz tan entonada y viva, Que piensen que soy cisne, y que me muero. Oyó el señor del humido tridente Las plegarias de Apolo, y escuchólas Con alma tierna y corazon clemente. Hizo de ojo, y dió del pie á las olas, Y sin que lo entendiesen los poetas En un punto hasta el cielo levantólas.

Lohengrín, llegando en su barquilla para salvar a Elsa. Sólo falta el cisne... a no ser que el barbero se contente con este papel... Hablando en serio, no creía que aquí hubiese un hombre capaz de portarse así. ¡Y si usted hubiese muerto!... exclamó el joven para justificar su aventura. ¡Morir!... Le confieso a usted que al principio tuve algún miedo; no de morir, que yo le temo poco a la muerte.

El tenor miraba su cisne, como si allí no hubiese otro ser digno de atención, y en el místico ambiente fue desarrollándose un hilo de voz tenue, dulce, vagoroso, cual si viniera de una distancia invisible. ¡Mercè, mercè, cigno gentile!... ¿Qué fue lo que estremeció todo el teatro, poniendo de pie a los espectadores?

Tantas ideas como ondas tiene tu pilón. Y al aproximar mis labios a tus aguas Brotar de mi pecho el amor, y escaparse el ruego de mi boca con acento rápido Y exclamo: Señor, te adoro, acepta mi triste llanto. Hoy contemplo tus riberas Bien distintas por cierto de ayer. El viento se ha llevado las hojas, y hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando