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Actualizado: 30 de abril de 2025
A la mañana siguiente el ayudante recibió la visita del párroco de Sarrió que venía a suplicarle encarecidamente que no se hablase de aquel incidente desagradable en el periódico, prometiendo en cambio todo género de satisfacciones por parte del teniente y don Segis, lo mismo a él que a Sinforoso. Peña no quiso ceder a su demanda.
Aislados, perecerían; unidos en el bosque, continúan viviendo, Pero si por la parte de la cima los árboles que forman el primer valladón de defensa llegan á ceder en cualquier punto, pronto conmoverá y derribará la tormenta á sus compañeros. Preséntase el bosque como un ejército, formando á sus árboles en batalla, como si fueran soldados.
Valeria era sincera sin dureza y cariñosa sin lisonja, armonizándose por ello las condiciones morales de ambas, en tal grado, que no hubiera podido precisarse cuál valía más, si la orgullosa cuando sabía ceder, o la humilde cuando sabía imponerse. Milagros del corazón, que dobla lo fuerte y se somete a lo débil.
Algunos prorrumpían en largos bostezos y otros arrojaban al fuego trozos de tablas; corrían de mano en mano las calabazas de aguardiente, y los que se habían calentado se retiraban del corro para ceder el puesto a los vecinos que tiritaban. Pero cierta impaciencia se iba apoderando de la multitud.
Cuando se propuso a señá Rosa que admitiese en su casa a la bravía hija del pescador, su primera respuesta fue una terminante negativa, como suelen hacer en tales casos las personas de su temple; pero acabó por ceder cuando se le dieron a entender los buenos efectos que podría tener aquella obra de caridad; como hacen en iguales circunstancias todas las personas religiosas, para las cuales la obligación no es cosa convencional, sino una línea recta trazada con mano firme.
Dicho sin metáforas, en lenguaje directo: ¿Quién ha de ceder primero? ¿Quién de los dos se anticipará a ofrecer el beso o el abrazo de reconciliación, forma protocolar de los armisticios conygales? Ya se ve, pues, que no hemos exagerado al decir que es más fácil hacer la paz que «hacer las paces».
Los indios baures, habitantes de Concepcion, unen por lo general á su robustez y fuerza corporal, un carácter muy bondadoso y apacible, pero desgraciadamente tan pusilánime que el solo temor del castigo los determina á ceder y doblegarse á todo. El cacique, cuya autoridad raya en el absolutismo, es el déspota mas rígido, y jamas sale sin ir acompañado de su teniente y del intérprete.
»Cuando transcurrieron los tres meses, pedí de nuevo otra prórroga; pero era necesario ceder a la voluntad del Duque, a mi promesa, a la fe jurada... ¡Ay de mí! ¡no hay poder divino ni humano que pueda cambiar el destino! ¡Mi cabeza estaba trastornada, mi corazón herido; sólo quedaba mi mano, y el duque de Arcos dispuso de ella! »¡Era ya condesa de Pópoli!
El dueño del anteojo no contestó nada. Semiavergonzado el preguntón, mironos a todos los que rodeábamos al señor del anteojo, con cara de cretino como un individuo que se confiesa en una posición falsa. Pero nuestro hombre no era individuo de ceder a dos tirones y reincidió. ¿Me quiere dejar mirar un momento? El dueño del anteojo tampoco contestó esta vez.
Media semana estuvo en esta lucha, ya queriendo ceder para oficiar de maestra, ya perseverando en sus primitivos temores e inclinándose a no intervenir para nada... Pero con las amigas tenía que representar otros papeles, pues era vanidosa fuera de casa, y no gustaba nunca de aparecer en situación desairada o ridícula.
Palabra del Dia
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