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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Otros más descuidados o menos resistentes al trajinar del día, dormían a pierna suelta encima de los arcones de la cebada y tumbados sobre las mantas y albardas de las bestias. Lázaro los contempló un instante, y pensó que el sueño del ignorante suele ser, por una injusticia que subleva, más sosegado y tranquilo que el del justo.
Si de trecho en trecho se ven algunos pequeños viñedos, ó rebaños de ovejas casi insignificantes, apénas sirven para hacer resaltar mas, como excepciones, la monótona uniformidad de las inmensas plantaciones de trigo, cebada, judias, habas y garbanzos que cubren el terreno.
Hincó las rodillas Carriazo, y fuese a poner a los pies de su padre, que, con lágrimas en los ojos, le tuvo abrazado un buen espacio. Don Juan de Avendaño, como sabía que don Diego había venido con don Tomás su hijo, preguntóle por él; a lo cual respondió que don Tomás de Avendaño era el mozo que daba cebada y paja en aquella posada.
En la informacion que presentó á V.E. el teniente de infanteria D. José Salazar, sobre las calidades de la situacion del Puerto de San José, donde existió 17 meses, se expresa que el temperamento es saludable, sus aguas sanas, aunque algo gruesas; que son muchos los manantiales de ellas; que el trigo y cebada que sembró, produció, que tiene abundante leña de arbustos de espinillo y poleo: que la península es abundante de pastos y muy defendida, porque su garganta ó angostura no tiene mas de media legua, y que está segura, y cierra 50 ó 60 leguas que dicha península tiene de largo.
Pidió el rey al cabildo un donativo de 1000 fanegas de trigo y otras 1000 de cebada para mantener los ejércitos. Sin embargo de ser gravísima la necesidad del reino con la guerra, fué concedido.
Las cuadras y vaquerías hedían con la fermentación del estiércol; las bocas de las alcantarillas humeaban la podredumbre de sus entrañas; hasta los caballos de los coches de punto, en sus largas esperas, levantaban la cola, impregnando el ambiente con el tufo de la cebada recocida y la paja putrefacta. La calle era más ruidosa que en el resto del año.
Si el juicio no coloca en el debido lugar las noticias, si á la muchedumbre de ellas no acompaña un gran discernimiento de lo verdadero y de lo bueno, y un conocimiento de lo útil y superfluo, de lo bello y de lo rústico, nada mas serán todas aquellas noticias que un monton de trigo, cebada, heno, paja y polvo, donde hay algo de bueno, pero mezclado con muchísimo sucio, malo y abominable.
Hay junto a la pared un grande y blanco arcaz con la cebada igual que en las novelas picarescas ; penden de largas estacas, ringladas en los muros, enjalmas y ataharres. Doy voces; en uno de los cuartos, tras la cortina, oigo un ronroneo tenue, y, a intervalos, un suspiro y el traqueteo rítmico de una silla. Avanzo; me cuelo por la puertecilla del fondo. Estoy en una cocina solitaria.
Tres meses estuvo enfermo Mordejai después de este singular suceso, y no comía más que agua y harina de cebada sin sal. Quedose tan flaco que se contaba al tacto todos los huesos, sin que se le escapara uno en la cuenta. Por fin, arrastrándose como pudo, emprendió su camino por toda la grandeza del mundo en busca de la mujer que, según dicho del divino Samdai, era suya.
Despachábase en las dos boticas del pueblo una cantidad extraordinaria de cebada perlada; algunos rechazaban a la mesa el vino, con sorpresa de sus consortes; y dulcificábase extremadamente el carácter de los señoritos en el trato con las criadas.
Palabra del Dia
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