Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de octubre de 2025


Si quisiera vérsele encendido, colérico, fuera de , no había más que traer alguna esencia en el pañuelo o la cabeza perfumada con algún aceite; así que llegaba a su nariz el malhadado perfume, ya se le subía la sangre a la cabeza, marchaba derecho hacia el culpable, y después de alborotarle los cabellos, le molía los cascos a coscorrones. «¡Corrompido!

¡Cuitada de ! -replicó el ama-; ¿la oración de Santa Apolonia dice vuestra merced que rece?: eso fuera si mi amo lo hubiera de las muelas, pero no lo ha sino de los cascos. -Yo lo que digo, señora ama: váyase y no se ponga a disputar conmigo, pues sabe que soy bachiller por Salamanca, que no hay más que bachillear -respondió Carrasco.

Esto quería dar a entender, y Bonifacio, comprendiéndolo, rectificó: De la infancia... precisamente... no... es uno de los amigos de la viuda de Cascos.... Y se puso otra vez muy colorado.

Era de ver aquel viejo de cascos ligeros, tonto y baboso, que había vivido dominado por una vieja perversa casi toda su vida, al lado de una criatura, llena de vida, de juventud y de belleza, creyéndose capaz, el pobre, de haberle inspirado una pasión.

Cuando nuestro bote pasaba junto a un navío, yo le examinaba con cierto religioso asombro, admirado de ver tan grandes los cascos que me parecían tan pequeñitos desde la muralla; en otras ocasiones me parecían más chicos de lo que mi fantasía los había forjado.

Mirando en la dirección de aquel camino hubiera podido verse, aun mucho antes de terminar el combate, dos puntos brillantes y móviles que fueron acercándose hasta mostrar al observador que procedían del reflejo del sol sobre los cascos de dos jinetes que se adelantaban al galope en dirección á Burdeos.

Porque una revolución no es otra cosa que una poesía diabólica, para producir, la cual es necesario que a todo un pueblo se le calienten los cascos. ¿Quién fue, pues, la musa que inspiró al pueblo de Madrid aquella sinfonía infernal de los tres días y aquel poema berroqueño en quince cantos de las barricadas? Fue la libertad.

¡Ta, ta! -dijo a esta sazón entre el hidalgo-, dado ha señal de quién es nuestro buen caballero: los requesones, sin duda, le han ablandado los cascos y madurado los sesos. Llegóse en esto a él Sancho y díjole: -Señor, por quien Dios es, que vuesa merced haga de manera que mi señor don Quijote no se tome con estos leones, que si se toma, aquí nos han de hacer pedazos a todos.

Veinte buques mercantes y algunos navíos de guerra españoles e ingleses estrelláronse aquel día contra la costa de Poniente; y en el placer de Rota, la Puntilla y las rocas donde se cimenta el castillo de Santa Catalina aparecieron luego muchos cadáveres y los despojos de los cascos rotos y de las jarcias y árboles deshechos.

Por la seca hierba andaban esparcidos tapones de botellas, papeles engrasados, espinas de merluza, cascos de vaso roto, un pañuelo de seda, una servilleta gorda.

Palabra del Dia

estrenaríamos

Otros Mirando