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Actualizado: 19 de junio de 2025
¡Pero, tonto! ¡si yo sólo te quiero a ti! ¡Si estoy chalaíta por mi cortijero y aguardo como quien espera a los ángeles el momento de ir a Matanzuela pa cuidar a mi aperador salao!... Ya sabes que yo podría casarme con cualquiera de esos señoritos del escritorio que son amigos de mi hermano. La señora me lo dice muchas veces.
He tomado ya informes sobre la casa de Aubry; hasta ahora no he descubierto nada que no le sea favorable; pero hay que continuar la información; en esta clase de asuntos nunca hay demasiada prudencia. Es cierto; pero yo amo a María Teresa y, al casarme, no contraigo únicamente un matrimonio de conveniencia.
La joven no era hermosa, pero sus ojos sí, y sobre todo revelábase en ella el atractivo del sexo por el aire modesto y sencillo, el timbre de la voz, la delicadeza exquisita, enteramente femenina de sus modales. «No me disgustaría casarme con ella» pensaba dejando escapar un suspiro; porque juzgaba imposible que se atreviese a decir a ésta ni a ninguna señorita palabra alguna de amor.
¿He soñado que, al decir esto, me miraba de reojo? ¡Ah! no, eso no. Consiento en prestarle todos los servicios que pueda, porque le quiero mucho. Es el ser de este mundo a quien tú y yo debemos más, pues ha sido, más que un tutor, un padre para nosotros. Le soy enteramente adicto, pero no hasta el punto de casarme con su mojigata.
Los Bulgaros la violáron á vm.; un inquisidor y un Judío han disfrutado sus favores: las desdichas dan derechos legítimos. Si yo fuera vm., confieso que no tendría reparo ninguno en casarme con el señor gobernador, y hacer rico al señor capitan Candido.
Levantose para volver a la cocina, y en ella su pensamiento se balanceó en aquella idea del casorio, mientras maquinalmente echaba la sopa en la sopera... «¡Casarme yo!... ¡pa chasco...!, ¡y con este encanijado...! ¡Vivir siempre, siempre con él, todos los días... de día y de noche!... ¡Pero calcula tú, mujer... ser honrada, ser casada, señora de Tal... persona decente...!». v
Y siendo esto, como lo es repuse , ¿de qué traza ha de ser, y de dónde, la mujer que yo busque para casarme con ella? ¿Quiere usted que apechugue con una mozona de Tablanca? ¿Y no hay más mujeres en el mundo dijo con entereza el mediquillo , que las mozonas de Tablanca y las señoras de Madrid?
Ya no pienso en casarme. Estoy dispuesto a ganar un jornal, a arrancar piedras con los dientes, a todo, menos a separarme de ella. Tienes razón. Igual pienso yo. Aquí a su lado soportaré escasez, pobreza, lo que venga: yo también renuncio a la mujer que amo; pero ¿irme lejos, exponerme a que mi madre se muera sin verla? ¡Eso no! Aunque lo mande. Si quieres, márchate tú.
Casarme con cualquier hombre honrado... Juan Bou me ofreció su mano, y aunque me gusta poco, es un hombre de mérito... ¿Casarte...? con el monstruo, con el dragón...».
Esto dijo entre dientes, y prosiguió diciendo: -Y después de habérsela tajado y puéstoos en pacífica posesión de vuestro estado, quedará a vuestra voluntad hacer de vuestra persona lo que más en talante os viniere; porque, mientras que yo tuviere ocupada la memoria y cautiva la voluntad, perdido el entendimiento, a aquella..., y no digo más, no es posible que yo arrostre, ni por pienso, el casarme, aunque fuese con el ave fénix.
Palabra del Dia
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