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Actualizado: 26 de octubre de 2025


Aquella dama a quien no conocía se llamaba Enriqueta Atienza, hermana del marqués de Raigoso, de treinta y ocho a cuarenta años de edad, casada con un banquero, rubia y separada de su marido. Pasaron inmediatamente al comedor. El criado de Narciso Luna servía la comida. Este vivía en un cuartito de la calle de Recoletos, haciendo sus comidas en el Club.

Aquel retrato podía ser el de muchas mujeres, pero a don Juan se le antojó la pintura de Cristeta: el presentimiento, sospecha o lo que fuese le pareció, sin embargo, ridículo; no obstante lo cual, hizo dos últimas preguntas: ¿Está casada? ¿Tiene un niño? ¿No le he dicho al señor que vive sola como un hongo?

Sin embargo, en la angustia secreta y sombría que se pintó en sus facciones cuando incliné mi oído sobre el pecho del anciano, leí claramente este deseo: «¡Oh, si se murieraOtra vez, me llamaron de la casa de una señora que, casada en segundas nupcias, era feliz. En su dicha no había más que una sombra: su marido no podía sufrir al hijo del primer matrimonio.

Esto no impide que se guarde por allá más de mil duros, que hace años le prestó don Gumersindo, sin más hipoteca que un papelucho, por culpa y a ruegos de Pepita, que es mejor que el pan. El tonto del conde creyó sin duda que Pepita, que fue tan buena de casada que hizo que le diesen dinero, había de ser de viuda tan rebuena para él que le había de tomar por marido.

Por lo demás, tan amigos, y si el señorito, don Álvaro, la necesitaba, allí la tenía, porque la ley era ley; y en lo tocante a callar, un sepulcro. Que ella lo había hecho por afición a una persona, que no había por qué ocultarlo, y por lástima de otra, casada con un viejo chocho, inútil y chiflao que era una compasión. Petra engañó otra vez a Mesía.

Una reja bastante alta, para que pueda confesar sin temor que por aquella reja hablaba con un caballero, más discreto por cierto, más agudo, y más valiente y honrado que el conde de Lemos. Sin embargo, creo que hace dos años ya estábais casada. ¿Y qué importa? yo no amaba á aquel caballero, ni aquel caballero me amaba á . Os creo, pero no comprendo...

¡Ah! ¡ni vuestra madre amó á su esposo, sino después de casada, ni vos me amáis aún! Continuemos. Pasaba mi padre, hace más de diez y ocho años, con su compañía hacia Navarra, é hizo noche en casa de mi abuelo materno, donde fué aposentado. Vió á mi madre... durante la cena... y no pudo dormir. Como yo...

Prendose el señor Gaspar de Valcárcel, dijo doña Guiomar, de una señora, que ni a su amorosa pasión ni a la de nadie podía corresponder honradamente, ni hacer cosa que contra su honra fuese, porque casada estaba con un oidor de aquella real chancillería.

La mujer, hija mía, o es de Dios o del hombre; si no, no cumple con su vocación, ni con la de arriba, ni con la de abajo. ¿Pues qué quiere usted, señora?, no tengo vocación ni para casada ni para monja. Pues hija repuso la tía María , será tu vocación la de la mula.

Al fin había huido por no afrentar de cerca a su familia, y si vivía en el pecado, era entre hombres de cierto linaje, siempre con personas decentes, como si influyesen en ella los respetos al rango de su familia. Pero quedaba la otra, la mayor, la casada, y ésta quería acabar con todos los parientes matándolos de vergüenza. Su vida conyugal, después de la fuga de Mercedes, fue un infierno.

Palabra del Dia

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