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Calculaba don Andrés que él podía prestar dos muy importantes servicios: uno, a doña Inés, impidiendo que su padre la avergonzase casándose con una muchacha de tan ruin y humilde clase, y otro a don Paco, abriéndole los ojos, para que al fin comprendiese que Juanita no le quería sino por interés, y que él no debía casarse con ella por ser indigna de su cariño.

No era del país: había llegado de un pueblecillo de la costa de Santander, estableciéndose en Olaveaga como gabarrero, y casándose con una joven del pueblo, que tenía varios campos en aquella vega de Deusto, que surte de hortalizas y flores á Bilbao.

Un señorito del Caballista, hijo de un cosechero, gran amigo de la casa Dupont, se enamoró de Lola, pidiéndola en matrimonio apresuradamente, como si temiera que se le escapase. Doña Elvira y su hijo aceptaron la demanda: en el Círculo causó asombro el valor de aquel muchacho casándose con una de las hijas del marqués de San Dionisio. Este matrimonio fue para las dos hermanas una liberación.

4.ª Casándose jóven tu hija, se atempera con mucha menos dificultad al carácter y á las costumbres de su marido; y con mucha menos dificultad puede recibir esta segunda educacion, infinitamente más peligrosa, más difícil y más importante que la primera. ¿Crees , padre de tu hija, que sólo la educas? Estás en un error gravísimo.

No; no era verdad que ella corriese tantos peligros casándose con él. Lo juraba a fe de Juanito Peña. ¡Su familia...! ¿Pero es que hacía gran caso de él? Podría casarse con quien quisiera, sin miedo a disgustos ni protestas.

2.ª Casándose jóven tu hija, aun cuando muera á una edad mediana, dejará educados á sus hijos; cuando menos, á los mayores, que podrán encargarse de la educacion y del porvenir de los pequeños, pudiendo morir con la indecible satisfaccion de que deja en el mundo una familia.

En vano algunos personajes de la corte le hablaron de que el zar no autorizaría esta unión. ¡Una gran heredera casándose con un soldado extranjero desterrado de su país!... Pero la princesa, por el mismo conducto, hizo saber su voluntad al soberano. O me caso con él, ó debuto como bailarina en un teatro de París. Se habló de la próxima expulsión de Saldaña.

Vamos, Celestina, dinos lo que piensas de San Pablo continué dirigiéndome a la anciana, que se obstinaba en pasarse la mano por las narices como para quitarse una humedad molesta. Pienso respondió la aludida, a la que halagaba la atención de que era objeto, pienso que Dios ha enviado a San Pablo para impedir que las jóvenes se pierdan casándose.

Se dijo que el emperador tal vez la desterrase á sus vastas propiedades de Siberia para doblar su voluntad, y la nieta del cosaco contestó á la amenaza prometiendo á gritos su suicidio antes que obedecer. Al fin, el soberano dejó prudentemente que cumpliera su deseo. Casándose, tal vez renunciase á sus excentricidades, y la corte de Rusia, pródiga en escándalos, tendría uno menos.

Si lo estoy, mi locura no tiene remedio. Oíd, prenda de mi alma. Ya que os decidís á todo, unámonos. Me importa poco si á vos os importa menos; podrá ser cuando más asunto de estocadas, y yo no soy miserable de ellas. En vez de tapujos y encierros, entraréme yo á la luz del sol en vuestra casa... y así os habréis vengado de don Fernando de Castro, que os ofendió casándose con vos.