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Actualizado: 1 de junio de 2025
Si los asuntos se arreglaban, sería muy feliz casándose con María Teresa; si por el contrario el derrumbe se verificaba, sabría substraerse por medio de alguna última habilidad. Siempre le quedaría el placer de haber sido admitido en la intimidad de aquella joven distinguida, porque era realmente encantadora, ¡tan fina, tan linda!
Sí, era indudable que Adriana aceptaría a la larga, divina resignada, la realidad del mundo, casándose, al azar, con un hombre que no llegaría a conocerla nunca. Y la vio alzarse ahora como una bella imagen, iluminada por el sacrificio y despojada de toda materialidad.
Sólo difiero del sentir de Pepita en una cosa; en creer que mi padre, mejor que quedándose soltero, conseguiría esto casándose con una mujer digna, buena y que le quisiese.
3.ª Casándose jóven tu hija, satisfaciendo á tiempo la necesidad más imperiosa y más sagrada de su corazon, no puede ser víctima, como lo son tantas mujeres, de una pasion contrariada, de un amor combatido y tiranizado.
Tan pueril y sincera congoja revelaba el semblante de Lucía al pronunciar esto, que la seria boca del viajero hubo de sonreírse nuevamente. ¡Mire usted! añadió ella meneando grave y reflexiva la cabeza ; ¡y yo que pensaba que una mujer en casándose tenía quien la acompañase y defendiese! ¡Quien la diese protección y sombra!
«Tía Mariposa, que la chica me gusta.» «Señá Usebia, que yo quiero ser su yerno.» Toda la industria de las Carolinas, la Almenara y Bellasvistas presentaba a la madre sus memoriales; y ella, la muchacha, empeñada en despreciar lo más respetable del comercio, enamoricándose de un albañilillo que trabajaba cerca de la casa de sus señores. Por fin, se había salido con la suya, casándose.
Libres los dos, nada hubiera impedido que se unieran legítimamente, si aquel rebelde no hubiera desconocido y odiado las leyes y hasta dirigido todos sus esfuerzos a destruirlas. Casándose con ella, la habría dado la mayor prueba de su conversión, pero probablemente no era sincero al decir que se había convertido.
Es menester también que los españoles desechen la propensión que tienen, more turquesco, á retirar del teatro á toda mujer guapa, aunque sea casándose con ella y muy santamente.
Evocólo todo, y pensó en lo que á ella le parecía ser los destinos de la mujer. Comprendió que si no hubiera matrimonio se acabaría el mundo, y recordó haber pensado varias veces que una mujer casándose sería lo que deben ser las mujeres. Con esta dosis de lógica se aventuró á dar una respuesta á sus jueces, segura de que las tres habían de quedar muy satisfechas y complacidas.
Todo parecía nuevo en el teatro. La orquesta era de ángeles: hasta la araña del centro daba más luz. En aquel entusiasmo tomaba no poca parte el patriotismo satisfecho. La tiple era española, la López, sólo que ahora se anunciaba con el apellido de su esposo el tenor Franchetti; un gran artista que, casándose con ella, la había hecho ascender a la categoría de estrella. ¡Vaya una mujer!
Palabra del Dia
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