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Actualizado: 15 de junio de 2025


Concluída la votación de Gobernadorcillo, fueron acercándose uno á uno los trece votantes á la mesa presidencial, manifestando verbalmente las candidaturas para los cargos de Teniente mayor, que es el llamado á sustituir al Gobernadorcillo, en ausencia, licencia ó enfermedad; el Juez mayor, munícipe encargado del fomento y mejora de la agricultura; el Juez de ganados á cuyo cargo está la vigilancia de la matanza, ventas, transferencias y marcas de reses; el Juez de caminos llamado á mantener en buen estado las carreteras, puentes y demás obras fuera de poblado; el Juez de palmas cuya misión estriba en la buena conservación y fomento de los cocales; el Juez de policía á cuyo cuidado está el ornato y aseo público, y el Juez de aguas, por último, que está en el deber de velar por las presas, bambanes, encauces y cuanto se refiere á tubiganes y regadíos.

Con esta providencia se conseguiría el que los apoderados, por conservar las comisiones que ya tuviesen, y por adquirir otras más que pudieran agregárseles de otros pueblos, procurarían ser puntuales en el desempeño de sus cargos, dando el mejor valor a los efectos que se les remitiesen, y comprando con la posible equidad lo que se les pidiese; y asegurarían la confianza de los naturales y factores con el cotejo que harían de las ventas y compras de unos y otros apoderados, lo que jamás podrán hacer siendo uno solo como lo ha sido hasta ahora el que administre sus haciendas, evitándose también el perjuicio que se seguiría de que cada pueblo tuviese su apoderado particular, como algunos han opinado, en lo que concibo mayor perjuicio que en que haya uno solo.

Algo saqué en limpio, sin embargo, y de mi gusto, de la ingrata tarea, y fue el conocer, a mi vez, algunos antecedentes de la vida y milagros de mi respetable huésped; entre otros, que después de terminada su carrera de abogado, había sido, durante algunos años, periodista en Madrid a la manera de entonces, tan diferente de la de ahora, discutiendo y exponiendo mucho y batallando poco; gallardías de torneo más que guerra implacable de pasiones; y que había vivido largo tiempo en varias provincias de España, unas veces por gusto y otras desempeñando, cargos públicos importantes.

Otro de los cargos, querido maestro, que los viejos hacen a las nuevas generaciones es su volubilidad, su mariposeo a través de todas las ideas. Cabalmente en el fondo de esa volubilidad veo yo un instintivo espíritu de justicia.

Ahora bien: si para una sola sala de un rejente, cinco ministros y dos fiscales hay ademas de sus tareas ordinarias tantos cargos y comisiones de tanta gravedad y ocupacion como asi es, ¿como puede concebirse que se administre pronta justicia en ningun ramo?

Sin embargo, su primo Quino no se muestra aquel día tan ingenioso y locuaz como otras veces. Es que pesa sobre su espíritu atormentado una grave preocupación. Había llegado á los veintiséis años y esta edad era ya más que suficiente para tomar estado en un país donde los hombres suelen casarse á los veinte. Empezaba la gente á hacerle cargos y algunas zagalas le llamaban viejo.

Agotado el capítulo de cargos, el alcalde preguntó al pastor si no tenía algo que manifestar al concejo respecto al puerto, á la cabaña, á los demás pastores, etc. Aticuenta que respondió el interpelado. Los pastos han sío güenos por la mayor parte: no muy alta la herba, pero finuca y nutría.

Pretender los cargos públicos les era vedado: las alas para comerciar libremente les fueron cortadas: los llevaron por fuerza á una religion, no conforme á la que aprendieron en su niñez: prohibiéronles la abstinencia de manjares, no permitidos por sus leyes hasta entonces, i ya repugnados por la falta de costumbre.

Y los altos señores del gobierno, que antes de ocupar sus cargos no conocían otra lectura que la del diario todas las mañanas, han aprovechado la ocasión para darse una falsa importancia de intelectuales, obedeciendo las indicaciones de sus protegidos que monopolizan la Universidad. »No quiero hablar al ilustre Senado de los gastos que ha originado el Hombre-Montaña desde que vive entre nosotros.

¡Silencio! dijo el visitante sonriendo; nada de nombres ni de cargos, amigo, si á usted le parece. Y siguiendo á su guía, bajó á la cámara. Era Pedro de Vesín, que sin duda no iba por primera vez al Magic, pues conocía perfectamente el camino.

Palabra del Dia

vorsado

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