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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Una de las fachadas laterales caía sobre pequeño jardín húmedo, descuidado y triste y cerrado por una tapia de regular elevación; la otra sobre una callejuela aún más húmeda y sucia abierta entre la casa y la pared negra y descascarillada de la iglesia de San Rafael.

En la callejuela sombría esperaba la carretela. El cochero, fiel á su promesa, no la había abandonado, pero se había hecho llevar una botella de vino y bebía á la salud de los novios. Las once acababan de dar en el campanario del pueblo. El momento de la partida se aproximaba.

Miraba la hora en los relojes de las tiendas y tabernas. Unos marcaban ya las cuatro, otros las cuatro menos diez. Nueva confusión. El tiempo estaba también turbado. No sabía si apresurarse o detenerse. No quería llegar ni antes ni después de la hora. Al fin vio en el extremo de una callejuela un esquinazo de revoco, un balcón, el primero de larga fila de balcones, y se detuvo mirándolo.

Vaya, abur... que estoy medio trastornada y me da poco gusto ver gente. Iré con usted por si.... ¿Usted? murmuró ella entre irónica y desdeñosa . ¿Para qué? Abur, abur; ¡que si lo ven con una muchacha de mi clase! Abur. Y la Comadreja se escurrió por una callejuela, dejando a Borrén sin saber lo que le pasaba.

La del Ticiano es de pobre aspecto, cuatro ventanas y un jardinito: hállase situada en una callejuela sin salida, próximo á la calle del Aguardiente. Venecia tiene 150 canales, que son sus calles; están cruzados por 340 puentes, entre los cuales descuella el de Rialto á la salida del Gran Canal.

En resolución: él me aduló el entendimiento y me rindió la voluntad con no qué dijes y brincos que me dio, pero lo que más me hizo postrar y dar conmigo por el suelo fueron unas coplas que le cantar una noche desde una reja que caía a una callejuela donde él estaba, que, si mal no me acuerdo, decían: De la dulce mi enemiga nace un mal que al alma hiere, y, por más tormento, quiere que se sienta y no se diga.

Por otra ventana veía el descampado de las Cambroneras, un gran espacio de tierra atravesado por un riachuelo, en el que lavaban sus guiñapos las gitanas, flotando sobre la corriente trapos y pedazos de periódicos. Enfrente abríase un gran portalón dando entrada a una callejuela de guijarros flanqueada por dos hileras de casuchas.

Admiraba Ojeda el fuerte tirón con que este conjuro de esperanza había arrancado a los grupos humanos enraizados por la historia en lugares distintos del planeta. «¡Buenos Aires!», murmuraba el viento de las noches invernales al colarse por el cañón de la chimenea en el hogar campestre, donde la familia española o italiana maldecía el embargo de sus campichuelos y la escasez del pan; «¡Buenos Aires!», mugía el vendaval cargado de copos de nieve al filtrarse por entre los maderos de la isba rusa; «¡Buenos Airesescribía el sol con arabescos de luz en los calizos muros de la callejuela oriental, para el árabe en medrosa servidumbre; «¡Buenos Aires!», crujían las alas de oro de la ilusión al volar de reverbero en reverbero por los desiertos bulevares de una metrópoli dormida, ante los pasos del señorito arruinado y el bachiller sin hogar que piensan en matarse a la mañana siguiente.

La parte interna y baja del vestíbulo es semicircular, y paralela á la gran semicircunferencia descrita por dos altos murallones igualmente paralelos entre que, separados por una callejuela, encierran toda la fortaleza.

Como los edificios tienen cuatro, cinco ó siete pisos exteriores y las aceras distan entre dos, tres ó cuatro metros, cada callejuela tiene el aspecto de un abismo ó de una grieta enorme producida por algun terremoto en los estratos rocallosos de una montaña caliza.

Palabra del Dia

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