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Se pusieron en marcha de nuevo. Rosa protestaba a cada paso de aquel cambio tan extravagante; se dolía, con frases que revelaban sincera pena, de que Andrés fuese de aquel modo indecoroso, exponiéndose a coger una enfermedad. Pero éste reía y marchaba dando brincos para convencerla de la fortaleza de sus pies, vestidos solamente de un fino calcetín. Al fin ella calló.

No lejos de este monumento se encontraban dos ó tres arcones, de esos que tienen cerraduras semejantes á las de las puertas de una fortaleza, y eran verdaderas fortalezas, donde se depositaban los patacones, y donde se sepultaba la vajilla, la plata de familia, las alhajas y joyas de gran precio; pero ya no habla, en sus antros ningún tesoro, á no ser dos ó tres docenas de pesos que dentro de un calcetín guardaba doña Paz para los gastos de la casa.

que lo es; pero creo muy difícil quitársela de la cabeza. Eso corre de mi cuenta... ¡Oh! Si no tuviera yo otras montañas que levantar en vilo... dijo el clérigo apartando de la ensaladera, en la cual no quedaba ni una hebra . Verá usted... verá usted si le vuelvo yo del revés como un calcetín. Para esas cosas me pinto...

Cuando yo me muera, registra mi jergón y encontrarás en esta punta de la izquierda un calcetín con unas monedas de oro. Ya te he dicho, no quiero que las emplees en tierras, sino en géneros de comercio. Así lo haré. Creo que te lo he dicho todo. Ahora dame la mano. Firmes, ¿eh? Firmes. El pobre Tellagorri se olvido de decir Pirmes, como hubiera dicho estando sano.

Entretanto, don Pablo Aquiles volvía al tema que tanto le preocupaba: su inasistencia al Tedéum. ¿Cómo presentarse a la luz del día con un frac descolorido, deshilachado y remendado? ¿y la galera color de cucaracha, con golpes de grasa atornasolados? ¿y el pantalón, con rodilleras y flequillo? ¿y las botas, con puertas y ventanas, para comodidad de los dedos y recreo del calcetín? ¡Siquiera fuese permitido ir a tales solemnidades en traje de paisano, con chaqué o chaqueta, pantalón a cuadros y sombrero hongo!

Estoy acostumbrado a andar todo el día chapoteando agua dije en tono desdeñoso afectando una robustez que, por desgracia, estoy muy lejos de poseer. Pero me agradaba bravear delante de la monja risueña. De todos modos... váyase, váyase a casa y quítese pronto el calcetín. Nosotras nos vamos a dar un paseíto por la galería, a ver si el agua baja. Quédense con Dios Nuestro Señor.

¡Puf! ese no es ningun guante, pero por el olor parece un calcetin. Y lo más gracioso, continuó Makaraig, es que el P. Irene nos recomienda celebremos el hecho con un banquete ó una serenata con antorchas, ¡una manifestacion de los estudiantes en masa dando gracias á todas las personas que en el asunto han intervenido!

Quizá había caído alguna prenda de vestir en la chimenea: algún calcetín, algún pañuelo... El tío Frasquito saltó fuera de la cama y corrió allí muy alarmado... ¡Tampoco!... El fuego ardía en la chimenea moderadamente, y la espesa grille metálica que la cerraba no permitía el paso a ninguna brasa. ¡Cosa más singularr!...

El señor Centeno, después de recrear su espíritu en las borrosas columnas del Diario, y la Señana, después de gustar el más embriagador deleite sopesando lo contenido en el calcetín, se acostaron. Habían marchado también los hijos a reposar sobre sus respectivos colchones.