Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de junio de 2025


La playa de las Ánimas es punto donde se desarrollan grandes temporales y galernas. Este mar de las costas vascas es de los más salvajes, de los más violentos; tiene cóleras rápidas e imprevistas; es pérfido y cambiante, hierve, tiembla, siempre agitado y tumultuoso. Aquí, en el fondo del golfo de Gascuña, el Cantábrico tiene mucha profundidad, la costa es de roca y las corrientes fuertes.

Tenía yo una singular necesidad de afirmar mi amor, tanto para mismo como para ella. Era aquello como una especie de exorcismo contra los malos pensamientos, las cóleras y los rencores que me torturaban hacía algún tiempo. Luciana me escuchaba muy grave y como ensimismada en sus pensamientos, dudando si creer en mis protestas, o acaso interrogándose a misma, no lo .

Unas veces, era el golpear brusco del amo que llama á la puerta; sacudidas como de una mano de hierro que quisiese arrancar el marco; otras, agudos quejidos por la chimenea, lamentos por no poder penetrar, amenazas porque no abríamos la puerta, en fin, cóleras, horrorosas tentativas para arrancar el techo.

En aquella rada silenciosa, en medio de la oscuridad rápidamente caída sobre las ondas, aquel cuadro de presidio revelado por las luces que servían para vigilar á sus míseros habitantes, infundía en el pensamiento de los dos amigos, una profunda tristeza. ¡Cuántos dolores, cuántas penas y cuántas cóleras fermentaban en aquella ciudad del crimen y de la vergüenza!

Siempre, en sus grandes cóleras, cuando no podía apelar á una acción inmediata y violenta, la excitación nerviosa iba seguida en él de una laxitud que ablandaba sus músculos y sus nervios. Con verdadero placer entró en Villa-Sirena, encontrando una nueva voluptuosidad en todos los detalles de su bienestar. Aguardó leyendo la llegada del coronel. A las nueve de la noche tuvo que comer solo.

El Ferrer no se cansaba de alabar las bellezas del establecimiento en el que había permanecido ocho años. Olvidaba las cóleras y tristezas sufridas allá. Todo lo veía al través de ese amor a lo pasado que desfigura los recuerdos.

Apretó la sábana con las manos convulsas, y lanzó una serie de interjecciones brutales, entregándose a una de esas cóleras breves y terribles de los hombres sanguíneos. Antes que se hubiese apagado por completo, oyó tocar en la puerta suavemente. Figurándose que era su mujer, gritó con furia: ¿Quién va?

Podía dar nuevas seguras y anticipadas de sus cóleras, de sus desmayos, de sus sonrisas, de sus más profundas palpitaciones. El monstruo le abría su seno líquido, como a un confidente leal: le decía cuánto se aburría en su prisión de granito, y qué ganas le acometían a veces, presenciando las infamias de los hombres, de precipitarse sobre la tierra, y barrer de una vez este asqueroso hormiguero.

Esa gente sufre y calla, Fermín, porque las enseñanzas que heredaron de sus antecesores son más fuertes que sus cóleras. Pasan descalzos y hambrientos ante la imagen de Cristo; les dicen que murió por ellos, y el rebaño miserable no piensa en que han transcurrido siglos sin cumplirse nada de lo que aquél prometió.

Aquellos animales estaban armados para la vida, podían mantenerse por su propia fuerza, sin conocer los desalientos, las humillaciones y las tristezas que le afligían a él. ¡El mar!... Su grandeza, insensible para los hombres, cruel e implacable en sus cóleras, abrumaba a Febrer, despertando en su memoria un sinnúmero de ideas que tal vez eran nuevas, pero él las aceptaba como vagas reminiscencias de una vida anterior, como algo que ya había pensado, no sabía dónde ni cuándo.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando