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Actualizado: 30 de junio de 2025
En primer lugar, esto me vale cien mil francos y no cincuenta mil. Después, nadie tratará de acusarme o de perseguirme, porque usted ha hecho su testamento para suicidarse esta noche. La encontrarán en su cama, atravesada con su puñal y verán que usted ha tenido palabra.
SALSA A LA "MAITRE D'HOTEL". Se amasa en una cacerola cien gramos de manteca de vaca con sal, pimienta, perejil picado y zumo de limón. Se trabaja mucho, y se sirve con pescados asados. SALSA RUBIA. Con manteca de vaca se fríe un picadillo de jamón, y dora con una cucharada de harina; se sazona de sal y pimienta; se agrega el caldo necesario y se cuece un rato.
13 Y midió la Casa, cien codos de largo; y el apartamiento, y el edificio, y sus paredes, de longitud de cien codos; 14 y la anchura de la delantera de la Casa, y del apartamiento al mediodía, de cien codos. 15 Y midió la longitud del edificio que estaba delante del apartamiento que había detrás de él, y las cámaras de una parte y otra, cien codos; y el Templo de dentro, y los portales del atrio.
Tembló el aire y el delantero cerró los ojos, mientras Celedonio hacía alarde de su imperturbable serenidad oyendo, como si estuviera a dos leguas, las campanadas graves, poderosas, que el viento arrebataba de la torre para llevar sus vibraciones por encima de Vetusta a la sierra vecina y a los extensos campos, que brillaban a lo lejos, verdes todos, con cien matices. Empezaba el Otoño.
Y la mayor y fundamento de las otras fue que cuando llegué a casa y fui a ver una arca, adonde tenía en una maleta todo el dinero que había quedado de mi herencia y lo que había ganado, menos cien reales que yo traía conmigo, hallé que el buen licenciado Brandalagas y Pero López habían cargado con ello y no parecían. Quedé como muerto, sin saber qué consejo tomar de mi remedio.
-Yo, a lo menos -replicó el canónigo-, he tenido cierta tentación de hacer un libro de caballerías, guardando en él todos los puntos que he significado; y si he de confesar la verdad, tengo escritas más de cien hojas.
Entónces el gran visir protegia á los Griegos: el patriarca griego me acusó de que habia cenado con el patriarca latino, y fui condenado por el diván á cien palos en la planta de los pies, que rescaté á precio de quinientos zequíes.
Por consiguiente, dediqué mis pensamientos á la historia de Ester Prynne, que fué objeto de mis meditaciones muchas y muchas horas, mientras me paseaba á lo largo de mi habitación, ó atravesaba cien y cien veces el espacio, nada corto por cierto, que mediaba entre la puerta principal de la Aduana y una de las laterales.
41 El entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer al pueblo. Y no hubo más mal en la olla. 43 Y respondió él que le servía: ¿Cómo he de poner esto delante de cien varones? Mas él volvió a decir: Da al pueblo [para que] coman, porque así dijo el SE
He hecho mentalmente el balance de mis fondos, y resulta que en el trascurso de dos meses, algo menos, he gastado sobre dos mil reales con que llegué á Paris, más dos billetes de á mil francos, sin contar cerca de cien duros que nos costó el viaje. De modo que desde nuestra salida de Madrid, hemos gastado, sobre seiscientos duros, la mitad exacta del capital que destinamos á la expedicion.
Palabra del Dia
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