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Actualizado: 17 de junio de 2025
¡Ah! exclamó la abuela indignada, jamás hubiera esperado semejante lenguaje de un apóstol y un santo... Cálmese usted, señora dijo el cura muy divertido, y observe qué alivio representaba el consejo de San Pablo a los padres de familia de la época, obligados por las leyes a casar a sus hijas e impotentes por las costumbres para hallar el esposo obligatorio...
Pero los alemanes han evacuado Schirmeck; la línea de los Vosgos está bien defendida y tenemos más gente de la que necesitamos, sin contar la que se nos une a cada momento. No importa. Hullin se encogió de hombros y dijo: Vamos, vamos; usted tiene fiebre, Catalina; cálmese y procure pensar en cosas alegres.
Me sentía arrebatada por un vértigo de muerte. Sorege me dijo: Siento mucho haber prevenido á usted, porque me parece dispuesta á hacer tonterías. ¡Vamos! cálmese usted. Después de comer vendré á ver si esta más tranquila y espero encontrarla razonable.
Puesto que lo ha adivinado usted, no tengo que tomar precauciones oratorias... Se lo ruego a usted, señora; ¿de qué se la acusa? Cálmese usted o no me atreveré a continuar... Se trata, creo, de una ligereza... una imprudencia... Pero las suposiciones malignas van más lejos...
Cálmese usted, hija repuso el clérigo, impresionado. ¿Acaso se arrepiente usted de su decisión?... Por eso no ha caído usted en el abismo. Todo se puede arreglar sin escándalo. Tiene usted un año de noviciado, en que puede salir del convento cuando lo desee...
Señorita... articuló el capellán, no menos alterado , no esté de pie, no esté de pie.... Siéntese en este banquito.... Hablemos con tranquilidad.... Ya conozco que tiene disgustos, señorita.... Se necesita paciencia, prudencia.... Cálmese.... Nucha se dejó caer en el banco. Respiraba fatigosamente, como persona en quien se cumplen mal las funciones pulmonares.
He pensado en darme la muerte... pero la vida que llevo es un suicidio como cualquier otro... con el descrédito y la vergüenza además. ¡Señor de Pierrepont... cálmese, se lo ruego... cálmese!...
La Baronesa se pasó la mano por los ojos, suspiró y atrajo hacia su pecho a la criada. ¡Basta, basta, pobre mujer!... ¡No hay más remedio que conformarse!... ¡Cálmese usted!.... ¡Basta!... Lo mejor es que diga usted a estos señores, a la justicia, ¿adonde la mandó, a usted? ¿A qué la mandó?
Vamos, vamos, bella patrona, cálmese usted y no abra el pico como una gaviota que va a dejarse caer sobre un banco de sardinas. He aquí lo que la apaciguará dijo Kernok haciendo sonar algunos escudos ; tengo necesidad de usted y del... señor.
Después tomó al joven por el brazo, y atrayéndole suavemente, dijo: Vamos, no entraremos más en este sepulcro. Usted no debe salir, no puede salir. ¿Qué dirán esas señoras? Cálmese usted, por Dios, y reflexione.... Vamos. ¿Adonde hemos de ir? ¡Los dos! ¿No ve usted que eso es imposible? ¿Para qué? ¿Para qué nos vamos juntos? Al oír esto, la devota se conmovió de pies á cabeza.
Palabra del Dia
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