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Actualizado: 18 de junio de 2025
Dos, señora, dos dijo Plácido corroborando con igual número de dedos muy estirados lo que la voz denunciaba . No les pude ver las estampas. Eran de estas de mantón pardo, delantal azul, buena bota y pañuelo a la cabeza... en fin, un par de reses muy bravas. A la semana siguiente, otra delación: «Señora, señora...». ¿Qué?
Su mente se sumergía y salía a flote, como un madero arrojado en medio de las bravas olas. La buena señora estuvo así toda la tarde. Llegada la noche, deseaba ardientemente que el sobrino entrase de la calle para descargar sobre él todo el material de lavas que el volcán de su pecho no podía contener. Entró el sietemesino muy tarde, cuando su tía estaba ya comiendo y se había servido el cocido.
Allí trabaja también en masa ese apreciable pueblo de pequeños picapedreros, los esquinos, observados y tan exactamente descritos por M. Caillaud. Toda esa muchedumbre juzga exactamente al revés de nosotros. La bella Normandía les espanta; detesta y tiemblan á la vista de los rudos guijarros de las costas bravas, que los triturarían con la mayor facilidad.
La inteligencia que pugna por comprenderle ha de ser briosa; la voluntad que se le somete por completo es porque triunfa antes de sí misma, riñendo bravas batallas con todos los apetitos y derrotando y poniendo en fuga todas las tentaciones; el mismo afecto acendrado y ardiente, que, aun en criaturas simples y cuitadas, puede encumbrarse hasta Dios por un rapto de amor, logrando conocerle por iluminación sobrenatural, es hijo, a más de la gracia divina, de un carácter firme y entero.
Ya anteriormente habíanse celebrado en aquel año otras corridas de toros, como sucedió el 23 de Abril, cumpleaños de la reina, corriéndose ocho cornúpetos en el Alcázar, y con la asistencia de la soberana, aunque es sabido cuánta repugnancia demostró por la lidia de reses bravas.
¿Qué comedia puede ser, Si en Francia, según me han dicho, En prosa se representan? No iguala al suave estilo De la poesía española Ninguna nación. Carrillo, ¡Bravas damas! Extremadas. ¡Qué de gabachos que miro! Ya empezarán la comedia, Que ha llegado el rey Enrico. Así alivio del gobierno los cuidados. Al fin, Monsieur de Bolí, ¿Que vas contra el rey de España?
Tiene más de 90 brazas, y su construcción, que participa de puente y de balsa, se remienda muy á menudo, y digo se remienda, porque por allí no se emplea en las obras ni un solo clavo, cosiendo y uniendo el bejuco, las cañas, las palmas bravas y el cogon, únicos agentes de aquellas perecederas obras.
Lo mismo la veían en las principales calles elegantemente vestida o en el Campo de la Feria en un lujoso carruaje, como se presentaba despeinada y envuelta en un mantón copiando el andar de las mozas bravas y contestando a los requiebros de los hombres con palabras que ruborizaban a muchos.
Casi se había olvidado de escribir, por falta de uso; pero así que le hablaban de reses bravas, de la crianza de toros y caballos o de faenas agrícolas, animábanse sus ojos, expresándose con el aplomo de un gran conocedor. Nublose la luz del sol. Palideció la sábana de oro tendida sobre la blancura de uno de los lados de la calle. Algunos miraron a lo alto.
Los bosques, despojados a medias, daban al paisaje una nota melancólica de marchitez poética, y su mantillo abundoso en amustiadas hojas, ponía un contraste pintoresco sobre el terciopelo verde de las campas. La hoz trágica, abierta en el horizonte, levantaba sus montañas bravas y oscuras hasta el cielo, vestido de índigo color, terso y puro, sin un solo jirón de nube triste.
Palabra del Dia
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