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Actualizado: 25 de julio de 2025
Es una mujer que parece está bebida; pero muy bebida... ¿Y no acierta quién es?, la señá Mauricia. ¿Pero oyes, mujer, has oído? dijo doña Lupe desde el pasillo volviendo a la sala . Mauricia... borracha... ahí tienes lo que reúne tantísima gente. ¿Pero la viste bien?, ¿estás segura de que es ella? preguntó Fortunata pasado el primer momento de asombro. Sí, señorita, ella es...
Oyó Benina muy atenta estas explicaciones, que tuvieron la virtud de infundirle cierta simpatía hacia la borracha, porque también ella, Benina, se sentía negocianta; también acarició su alma alguna vez la ilusión del compra-vende. ¡Ah! si, en vez de dedicarse al servicio, trabajando como una negra, hubiera tomado una puerta de calle, otro gallo le cantara.
Si la daba una torta, ella le devolvía tres; y era inútil que al regresar de la busca se comprase en las tiendas del Estrecho una buena vara de fresno o cortase un palo espinoso en cualquier vallado: equivalía a proporcionar armas al enemigo, pues la Borracha acababa por cogérselo, arreándole con él para que saliese de la taberna.
¡Está usted pidiendo!... ¿No le dije a usted ayer que el señor Gobernador no quiere que se pida en esta calle? Pues manténgame el señor Gobernador, que yo de hambre no he de morirme, por Cristo... ¡Vaya con el hombre!... ¡Calle usted, so borracha!... ¡Andando digo!
Besa las manos de V. m. Ant. Perez. Janvier. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 32. Colección Morel Fatio, núm. Ex.^mo Sr. Vn Peregrino, que salió de su patria en cueros, no puede dar don sino de cuero. Esto será disculpa de mi altreuimiento en embiar a V. Ex.^a Essa bota, o, borracha, q. llaman y vsan en España para regalo adobada allá con ambar, que me truxo El Sr. Jacome Marenco.
Respondiendo al contento de la anciana, Almudena, con cara de regocijo y triunfo, le mostró entre los dedos una peseta. «Encuentrarla aquí, en el piecho de esta... Cogerla tigo. ¡Oh, qué suerte! ¿Y no tendrá más? Busca bien, hijo. No tenier más. Mi regolver cosas piecho». Benina sacudía las ropas de la borracha esperando ver saltar una moneda.
Hizo y creó un alguacil de pobres, no para que los persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque a la sombra de la manquedad fingida y de la llaga falsa andan los brazos ladrones y la salud borracha. En resolución: él ordenó cosas tan buenas que hasta hoy se guardan en aquel lugar, y se nombran Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza.
No había acabado el marroquí su oriental leyenda, cuando Benina vio entrar en el café a una mujer vestida de negro. «Ahí tienes a esa fandangona, tu compañera de casa. ¿Pedra? Maldita ella. Sacudir ella yo esta mañana. Venir, siguro, con la Diega... Sí, con una viejecica, muy chica y muy flaca, que debe de ser más borracha que los mosquitos. Las dos se van al mostrador, y piden dos tintas.
13 Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y la tuvo Elí por borracha. Digiere tu vino. 15 Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo [soy una] mujer acongojada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante del SE
Oyendo lo cual Sancho, dijo: -Tan de valientes corazones es, señor mío, tener sufrimiento en las desgracias como alegría en las prosperidades; y esto lo juzgo por mí mismo, que si cuando era gobernador estaba alegre, agora que soy escudero de a pie, no estoy triste; porque he oído decir que esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y, sobre todo, ciega, y así, no vee lo que hace, ni sabe a quién derriba, ni a quién ensalza.
Palabra del Dia
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