Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de mayo de 2025
El principal objeto que me había traído a Italia no había sido llenado, pero, sin embargo, estaba satisfecho de haber descubierto al fin a dos de los más íntimos y a la vez secretos amigos del pobre Blair. Pero ¿por qué este misterio?
¿Por qué? tartamudeó, abriendo desmesuradamente sus negros ojos llenos de estupor. Porque contesté, porque el pobre Burton Blair ha muerto... y su secreto ha sido robado. ¡Qué! gritó, con una mirada de terror y una voz tan fuerte, que su exclamación repercutió bajo el alto y abovedado techo. ¡Blair muerto... y el secreto robado! ¡Dios! ¡es imposible... imposible!
Y me puso ante los ojos dos retratos. Uno de ellos me era completamente desconocido, pero el otro lo reconocí en el acto. Este es mi viejo amigo Reginaldo Seton exclamé, que también era amigo de Blair. No declaró el monje, en un tono duro y significativo, no su amigo, señor... su más terrible enemigo.
Indudablemente, la historia de Burton Blair era una de las más extrañas y románticas que había sido dado a un hombre referir, y las extrañas circunstancias que ocurrieron después de su muerte, fueron, ciertamente, más notables y enigmáticas aún. Todo el asunto, desde el principio hasta el fin, era un enigma completo.
Leyéndolas, encontré que era la correspondencia de una relación íntima, que participaba de la fortuna de Blair y le ayudaba secretamente en la adquisición de sus riquezas. Se mencionaba mucho en ellas «el secreto», y descubrí también repetidas advertencias sobre que no debía revelar nada del particular a Reginaldo ni a mí.
Entonces le debo a usted en gran parte el que el pobre Blair me haya legado su secreto observé, añadiendo algunas palabras de agradecimiento y embargándome luego en profunda meditación sobre lo que acababa de revelarme. No hice más que cumplir con mi deber para con ambos ustedes fue su respuesta.
Indudablemente, Babbo Carlini me debía estar esperando afuera, sentado en las gradas de la iglesia. ¿Reconocería en este monje, reflexionaba yo, la descripción que había conseguido de Paolo Melandrini, el desconocido que debía ocupar el puesto de secretario y consejero de Mabel Blair?
Nuestra amistad había principiado desde el día que encontramos a Burton Blair muriéndose de hambre y vagando por los caminos, y nos unimos para costear, con nuestros modestos recursos, su educación y la pusimos en una escuela de Bournemouth para que se acabara de perfeccionar.
Pero todo ha sido en vano. Ciertamente, en esta casa no está. Le agradecí sus esfuerzos, sabiendo que había procedido con toda energía en beneficio mío; pero, convencido de que era inútil todo registro que se hiciera dentro de la casa, y que si el secreto se recuperaba alguna vez, sería descubriéndolo en las manos de uno u otro de los enemigos de Blair.
Me miró, con sus ojos llenos de aflicción, adivinando la compasión que había despertado en mí; luego volvió su mirada hacia el capuchino, hacia ese hombre de cara dura y barba canosa que poseía la clave del secreto de Burton Blair. Yo permanecía de pie detrás de la pesada columna, inclinado reverentemente, pero alerta.
Palabra del Dia
Otros Mirando