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Actualizado: 18 de junio de 2025
Pasados dos meses, salió nuestro general el año 1548, subiendo el rio Paraguay con siete bergantines y doscientas canoas. La gente que no cupo en las náos, fué por tierra, con 130 caballos, y se volvió á juntar cerca del alto y redondo monte de San Fernando, distante 92 leguas de la Asumpcion, que habitan los Payaguás.
Y en el centro de ese interesante anfiteatro de ondas azules, rocas, colinas, palacios y pequeños pinales, se destacaban las chimeneas y los mástiles de multitud de grandes y pequeños vapores, gigantescos navíos, bergantines y barcas, y se cruzaban caracoleando, impulsadas por el remo, centenares de lanchas ó faluchos pintados de colores, como mariposas volando sobre la tersa superficie de un lago.
Hizo el general volver desde allí á la Asumpcion cinco bergantines con las canoas, y dejó los otros dos con 50 españoles, proveidos para dos años; por capitan á D. Francisco de Mendoza, con órden de mantenerse en aquel sitio dos años, encargándole tuviese gran cuidado con los indios, no le sucediese lo que á Juan de Oyolas, hasta que volviese.
Con esta tropa salíamos de Amsterdam en mayo, pasábamos en junio a la altura de las Canarias y cruzábamos por delante de las islas de Cabo Verde. Aquí nos deteníamos para la aguada y nos acercábamos a las costas de Africa. Solíamos ver en el viaje barcos que iban a la India, fragatas y bergantines; pero en aquella época la cordialidad marítima no era muy grande.
Pidió á Taberé 2,000 indios auxiliares, y á los Cários, que proveyesen los bergantines, y así lo ejecutaron prontamente. Eligió 500 cristianos, de 800 que habia, dejando 300 en la Asumpcion, y por capitan de ellos á Juan de Salazar de Espinosa.
Atacado de improviso por dos bergantines, despues de una vigorosa pero inútil pelea, con pérdida de las goletas, se retiró á Trinidad, donde impetró el auxilio de los ingleses y muy particularmente el de Cochrane, almirante de la escuadra que estacionaba entonces en las islas de Barlovento.
Esta misma circunstancia, aunque por otro término, concurre en el Rio Negro, pues ademas de ser peligrosísima su entrada, no la permite la barra sino á embarcaciones menores, como bergantines, zumacas ó lanchas que calan muy poca agua, y este es el parage en que se encuentran tierras que cultivar, pero tan corta que es solo la que baña el rio en sus mareas: y aunque no obstante esto pudiera continuarse la poblacion, sin embargo de las incomodidades y riesgo de los indios, que atrae el haber de hacer las siembras á la parte del sud, como lo explica D. Basilio Villarino en su informe número 8, no veo utilidad en su aumento, por no ser puerto capaz de embarcaciones mayores, por la falta de comercio con esta provincia: pues por tierra median muchas naciones de indios infieles en la dilatada pampa, desde aquel rio hasta Buenos Aires, y por mar, es preciso esperar la estacion del verano, porque la navegacion del rio arriba ofrece grandes dificultades en sus corrientes y tornos.
Amaban el mar como su tío el médico, pero con un amor silencioso y frío, apreciándolo menos por su belleza que por las ganancias que ofrece á los afortunados. Sus viajes habían sido á América en bergantines de su propiedad, trayendo azúcar de la Habana y maíz de Buenos Aires. El Mediterráneo sólo era una puerta que atravesaban distraídamente á la salida y á la vuelta.
En estas estrecheces convinieron despachar un navío á Nueva España que diese noticia de lo hasta allí operado, solicitando órdenes y socorros; también despacharon una galeota á unas islas que son las que se llaman Filipinas; después, y con este nombre, las marcaron los de esta armada en honor del príncipe heredero de la Corona»..... Quiso Dios que la embarcación que fuese á las Filipinas volviese con copia de víveres: habilitados así, resolvieron ir á aquellas islas, especialmente á la de Abuyo, de que tuvieron noticia que era la más abundante; que los naturales lo deseaban y serían bien recibidos en ella: acomodáronse en un navío grande: en dos bergantines que habían construído y en otras embarcaciones menores; salió esta escuadra á la mar, el tiempo les fué tan contrario que les fué preciso entrar en una bahía ensenada de Cesárea; despachóse embarcación que solicitase víveres: volvió con el mal despacho de que al tiempo de los rescates les habían asaltado los indios y les habían muerto 11 hombres, quedando los restantes muy flacos y fatigados: la escasez era ya tal que sólo se racionaban cuatro onzas de arroz, y esta estrecha economía sólo diez días podía entretenerse».
Había de entender que los queran de opinión que se fuesen de por sí las naves, no tenían gana de pelear ni hacer lo que debían; solamente lo hacían por ir escapulos para huir, y ya que se determinaran á ir sin ellas, si quisieran, pelear con las 45 ó 46 galeras que tenían, y cuatro galeotas tan buenas, que pasaban por galeras, sin muchas fragatas y bergantines.
Palabra del Dia
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