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Actualizado: 13 de junio de 2025
Beránger, Ministro de Marina, bajo cuya dirección se verificaron aquéllas, y á cuyas acertadas disposiciones se debió que, á pesar del número y porte de los buques que en el festejo tomaron parte no ocurriesen ni las averías ni los abordajes que tan comunes son en esta clase de funciones marítimas, siendo quizás esta la primera en que no se han registrado.
D. José María de Beránger el 21 del mismo mes, una Comisión ejecutiva, encomendándola la realización del proyecto, en unión de un ingeniero naval, con atribuciones bastantes para aclarar y resolver desde luego cuantas dudas ó dificultades ocurrieran, así como también para invertir la cantidad entregada por la Junta directiva del Centenario con la justificación reglamentaria.
Y mientras cantaba, muy cerca de allí, la señora Judit Frére, la anciana compañera de Béranger, la verdadera Lisette, oyendo aquella canción que ella inspiró y que era su juventud, lloraba en silencio. Cuando la actriz calló, Béranger tenía los dulces ojos arrasados de lágrimas. ¡Hija mía! balbució, ¡hija mía!... No pudo hablar más, y la besó en la frente.
|Legazpi, Ministro de Marina D. José M. de Beránger. |Comandante, T. N. I.º D. Adriano Sánchez Lobatón. |Pelayo, Contraalmirante D. Zoilo Sánchez Ocaña. |Comandante C. N. D. Luis Pastor. |Reina Regente, Comandante C. N. D. José Pilón. |Victoria, Comandante C. N. D. Manuel Dueñas. |Alfonso XII, Comandante C. N. D. José de Guzmán. ESPA
Catulo amaba á Lesbia con el alma, plus quam se atque suos amavit omnes, y lo recuerda y lo confiesa hasta cuando ya Lesbia le es infiel; y lo mismo acontece á Béranger con Liseta, hasta cuando le dice, al verla con tantas galas, que ya no es Liseta y que no debe llevar aquel nombre. Á pesar de la regocijada liviandad de ambos poetas, no es la carne sólo lo que los enamora.
Vicealmirante Ministro de Marina D. José M. de Beránger acompañado del Capitán general del Departamento, contraalmirante D. Eduardo Butler; del Director del personal del Ministerio, contraalmirante D. Manuel Delgado y Parejo y del Estado Mayor, mostrándose altamente satisfecho así de la construcción, del aparejo, mueblaje y adorno como de la rapidez con que en tan brevísimo plazo se habían realizado las obras felicitando por todo sinceramente al Sr.
Con mucho juicio toca y dilucida doña Emilia en su elegante discurso otras importantísimas cuestiones. Es la primera la cuestión religiosa, a mi ver algo anacrónica y exótica: anacrónica, porque parece más propia de las edades pasadas que de la edad presente, y exótica, en mi opinión, porque yo me atrevo a sospechar que, si en Francia no estuviese de moda perseguir hoy a los frailes, acaso no se hubiese desenvuelto tanto entre nosotros el afán de remedar a Francia en dicha persecución librepensadora, y tan contraria a la libertad bien entendida. Yo apelo a un librepensador, francés también, y contrario a tales persecuciones. Beranger dice: A son gré que chacun professe Le culte de sa déité; Qu'on puisse aller même
Una mañana, Virginia Déjazet fué á conocer á Béranger á su retiro de Passy. Allí, cuidando las flores de su jardín, estaba el buen viejo, á quien el público tornadizo casi había olvidado. A su alrededor, los árboles, donde susurraba la suave brisa mañanera, esparcían sombra grata.
El carácter de raza, el bautismo de nacionalidad, esa especie de limo que la nacion en donde nacemos y vivimos pega á nuestra alma y á nuestras costumbres: esa herencia de pueblo y de familia es un hecho tan poderoso y tan inevitable, que si estudiamos con el necesario talento la forma exterior del arte de Thiers, de Guizot, de Chateaubriand, de Balzac, de De Lamartine, de Víctor Hugo, de madama Cottin, del mismo Horacio, de ese ilustre pintor que tanto admiro; aún de Beranger, de ese nobilísimo poeta que tanto venero; hasta si pasamos á la ciencia del inagotable Augusto Conté, de ese coloso que tanto me asombra: si estudiamos la forma exterior del arte de esos genios; si nuestro espíritu tuviera el ojo penetrante que se necesita para distinguir ciertos colores, ciertos tintes, ciertas sombras confusas y remotas: más claro, cierto hábil relumbron, cierto viso dramático, cierta cara lavada por el palaustre francés; si tuviéramos la necesaria habilidad para descubrir esos delicadísimos detalles, juraría por mi alma, que aún en el arte de aquellos grandes hombres encontraríamos la hechicería francesa.
Palabra del Dia
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