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Actualizado: 26 de junio de 2025


Los Españoles viejos muy ancianos, Con su cabello blanco y barbas canas, A la importuna muerte ya cercanos, Cansados de sufrir cosas tiranas, Echaban á monton juicios vanos, Y fingiendo esperanzas muy cercanas, Formaban el remedio deseado, Y así crecia la pena y el cuidado. Los clérigos y frailes muy á prisa Avisos para España despachaban.

CHANFALLA. -Esta agua, que con tanta priesa se deja descolgar de las nubes, es de la fuente que da origen y principio al río Jordán; toda mujer a quien tocare en d rostro se le volverá como de plata bruñida, y a los hombres se les volverán las barbas como de oro. #Tostada#. ¿Oyes, amiga? Descubre el rostro, pues ves lo que te importa. ¡Oh, qué licor tan sabroso! Cúbrase, padre, no se moje.

Y al salir hizo un gesto tan irreverente ante las barbas venerables de D. José de Relimpio, que este, furioso ya por oírse llamar Pepillo, no pudo contener su indignación, y cuando el ser humano estuvo fuera, exclamó: «¡Canalla!... ¿Pero es posible, hija, que , , aceptes?... Provisionalmente dijo Isidora, como si despertara de un desagradable sueño . ¡Estoy tan mal...! Necesito...».

Tiróle de las barbas a Agapo, y mientras le presentaba su cigarrera de níquel, le deslizó hábilmente en el oído esta pregunta: ¿Hay algo? El atorrante dijo que , moviendo la cabeza, muy risueño, a la vez que se apresuraba a desocupar la cigarrera. ¿Vienes, Agapo? dijo el joven. Me voy a la Bolsa y tengo prisa.

Tenía ante él á Sánchez Morueta, con el puño levantado, las barbas en desorden, y en los ojos una expresión feroz: el deseo de exterminar á la canalla impía que insultaba á las personas decentes y había hecho refugiarse á las señoras en la iglesia. Al reconocer á Aresti, bajó el brazo y la cabeza como avergonzado.

BENITO. Ahora echo de ver que cada día se ven en el mundo cosas nuevas. Y ¡qué! ¿se llamaba Tontonelo el sabio que el Retablo compuso? CHERINOS. Tontonelo se llamaba, nacido en la ciudad de Tontonela; hombre de quien hay fama que le llegaba la barba a la cintura. BENITO. Por la mayor parte, los hombres de grandes barbas son sabihondos.

Falta, para dejar completa la plantilla, consignar que el alcaide de Cárcel cobra maravedís 12.000, que el fiel ejecutor disfruta de un sueldo de 6.000, y que cada regidor y no olvidemos que son diez y siete percibe por sus respectivas barbas, 600.

Venía en busca de Riquer, a burlarse en sus propias barbas, navegando arrogante a la vista de su ciudad. Tocaron a rebato las campanas, sonaron los tambores, el vecindario se agolpó en las murallas de Ibiza y en el barrio de la Marina. El San Antonio estaba carenándose en tierra; pero Riquer, con los suyos, lo echó al agua.

Me han quitado la planchas, don Luis. Quieren que me vaya. Los ricos de Gallarta, todas esas gentes que he conocido pobres como yo, me odian y me tienen miedo. El amo de la barraca no sabe cómo echarme. Hace una semana me han quitado la techumbre, la lluvia cae en mi casa como en la calle, pero el Barbas firme en su puesto con la compañera.

Varios se habían echado encima el impermeable, y el agua formaba arroyuelos sobre la prenda; lo hacía también a lo largo de sus mejillas, de sus barbas... bien puede haber sido que se mezclaran a ella lágrimas, por que el buen Pütz no dejaba enemigos. Para llevar el luto, lo que se llama propiamente llevar el luto, no había más que su hijo Lotario.

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