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Actualizado: 7 de junio de 2025


Empezó a marearla con miradas y lisonjas allí, junto al piano, durante el concierto; y al atreverse a invitarla nada menos que para bailar una polca de aquellas condiciones coreográficas, jugó el todo por el todo.

Como tenía al servicio de sus resoluciones una voluntad inquebrantable, mantuvo su promesa, y a pesar del bullicio, se engolfó en una conversación técnica con el señor Aubry. Después de comer, atravesaron el jardín para ir a bailar. Juan se esquivó. Anduvo errante por las barrancas, paseando su pesadumbre a los rayos de la luna, la dulce compañera de los tristes.

A todos aquéllos, que viven pobre y bajamente, y no son admitidos en ninguna sociedad culta, á los que hacen bailar á monos, machos cabríos y perros, ó imitan el canto de las aves, ó tocan instrumentos músicos, ó divierten al pueblo con sus cantos, recibiendo en cambio miserable recompensa, se denomina bufones.

Nunca estuve más descuidada y alegre que ayer por la mañana profirió al cabo en voz baja la joven. Había lavado y vestido á mis hermanos y tenía mi ropa extendida sobre la cama para ponérmela cuando volviese de la fuente... Pensaba en la romería... Pensaba en bailar hasta caer rendida... Pensaba en ver á Flora... Cuando bajé la escalera encontré á mi madre llorando.

Por ejemplo, la hermana sentía una pasión decidida por los niños. Apenas veía uno en brazos de la niñera, ya le brillaban los ojos, mirábalo con atención insistente, sonreía a la portadora y no paraba hasta que se acercaba a él, lo acariciaba y le hacía bailar sobre sus brazos.

Esta, habiendo visto bailar a las gitanas y gitanos, la tomó el diablo, y se propuso tomar por marido #a Andrés# si él quisiese, aunque a todos sus parientes les pesase; y así, buscó coyuntura para decírselo y hallóla en un corral, donde Andrés había entrado a requerir dos pollinos.

Charlaba como una lora, siempre buscando la compañía de los hombres; brincaba todas las tardes como una bailarína de ópera, haciéndose invitar por los mas jóvenes y gallardos á bailar polkas, varsovianas y cuadrillas; y tenia tal furor por el juego que se resentía con todos los que no le aceptábamos sus convites.

Unos van al café moro, a ver a las moros bailar, con sus velos de gasa y su traje violeta, moviendo despacio los brazos, como si estuvieran dormidas. Otros van al teatro del kampong donde están en hileras unos muñecos de cucurucho, viendo con sus ojos de porcelana a las bayaderas javanesas, que bailan como si no pisasen, y vienen con los brazos abiertos, como mariposas.

Continuó por algunos días la explicación de la doctrina cristiana, oyéndole siempre con igual gusto y provecho; y pareciéndole ya tiempo de quitarles todas las ocasiones de recaer en la idolatría, ordenó que trajesen á la plaza los tabernáculos, las esteras y cuanto servía al culto de sus dioses, y pisándolo todo por escarnio y llenándolo de inmundicia, lo hizo abrasar, reservando solamente un instrumento astronómico de bronce, que representaba al sol y luna con los otros signos del Zodiaco; don que muchos siglos antes les habían dado los demonios, y después todos juntos se pusieron á bailar y cantar algunas canciones al son de los instrumentos que entre ellos se usan.

De todas maneras, figurándose con la abundante y poética fantasía que Dios le había dado, los rigodones en que había lucido garbo y talle, solía, en petit comité según decía terciar el manteo, colocar la teja debajo del brazo, levantar un poco la sotana y bailar unos solos muy pespunteados y conceptuosos, llenos de piruetas, genuflexiones y hasta trenzados.

Palabra del Dia

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