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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Los nombres de los poetas dramáticos restantes, de la época de Felipe IV y Carlos II, más conocidos, son los siguientes: Sebastián de Villaviciosa. Francisco de Avellaneda. Fernando de Avila. Carlos de Arellano. Juan de Ayala. Manuel Freire de Andrade. García Aznar Vélez. Francisco González de Bustos. Andrés de Baeza. José de Bolea. Salvador de la Cueva. Antonio de la Cueva. Juan de la Calle.
La niña no sabe lo que habla exclamó D. Paco, suscitando los murmullos de los circunstantes con lo destemplado de su voz . Ahora la señora doña María no podrá nombrar el alcalde de Peña-Horadada, ni cobrará tanto de fanega en el molino de Herrumblar, ni las doce gallinas de Baeza, ni podrá prohibir la pesca en el arroyo, ni los asnos de casa podrán meterse en las heredades del vecino a comerse lo que se les antoje.
Fué fundada en 1385 por Ruy Fernandez de Córdoba, hermano de D. Gonzalo, primer señor de Aguilar, en la misma nave principal que la anterior y contra el mismo muro, ocupando los tramos catorce y quince. Yacen en ella el célebre veinticuatro Fernando Alonso de Córdoba, primer señor de Belmonte, y su segunda mujer D.ª Constanza de Baeza y Haro. Capilla de la Cena.
Mientras tanto yo envidiaba al catalán que, enteramente cubierto por la manta, no rebullía. Pero como no es posible la felicidad en este mundo, cuando yo estaba pensando en ella, apareció el revisor y le despertó exigiéndole el billete. Se levantó de muy mal humor, por no variar. Llegamos a la estación de Baeza, donde el catalán se bajó del coche. Don Nemesio y yo permanecimos en él.
-Con facilidad será vuestra merced satisfecho -respondió el licenciado-; y así, sabrá vuestra merced que, aunque denantes dije que yo era licenciado, no soy sino bachiller, y llámome Alonso López; soy natural de Alcobendas; vengo de la ciudad de Baeza con otros once sacerdotes, que son los que huyeron con las hachas; vamos a la ciudad de Segovia acompañando un cuerpo muerto, que va en aquella litera, que es de un caballero que murió en Baeza, donde fue depositado; y ahora, como digo, llevábamos sus huesos a su sepultura, que está en Segovia, de donde es natural.
Viéndose en este lance, pidió licencia al P. Provincial Tomás Baeza para hacer voto á su grande Abogado San Francisco Xavier, de que si alcanzaba la vida, la emplearía en la conversión de los infieles.
Tú, cuyas órdenes habian sido obedecidas desde las orillas del Ródano al Desierto, te humillaste á recibir las de una ciudad hasta entonces desconocida, las de la ciudad de Baeza.
Llegué á Iliturgis; y no me referísteis en aquellas tristes ruinas sino hechos sangrientos que hicieron estremecer aun mi corazon gastado: bajé á Arjonilla, á Arjona, á Martos; y solo oí de vuestra boca en aquellas pequeñas y silenciosas villas infidelidades de príncipes y de caballeros, raptos, asesinatos, injusticias de reyes: recorrí Jaen, Baeza, Úbeda; y vi en todas partes junto al suntuoso palacio la mísera cabaña, el brillo de los pasados encubriendo los vicios de los presentes, el sepulcro de los que ya murieron sirviendo de escudo á los que de ellos descienden para defender contra los demas hombres el fruto de su crímen.
Palabra del Dia
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