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Actualizado: 10 de julio de 2025
En estas dos poblaciones y en todos los veintiun suburbios de la gran ciudad, erígense como por encanto mezquitas, mercados, baños y bazares, en que acumula el arte sus bellezas.
Su primera visita fue para Bringas, de cuya enfermedad había tenido noticia en los baños, y le animó mucho y se brindó a acompañarle por mañana, tarde y noche, dedicándole todo el tiempo que sus quehaceres le dejaban libre. Cumplió esto al pie de la letra, y su presencia en la casa llegó a ser tan reglamentaria, que cuando no iba parecía que faltaba algo.
Objetos de arte y prácticas religiosas. Ostende; su panorama; sus baños; su sociedad. El comercio y la pesca de los Belgas. La via férea que conduce de Gante á Brujas, tocando en tres pequeñas villas, se recorre en poco mas de una hora y carece de todo interes, á causa de la monotonía ó tristeza del paisaje.
Va á verse con el General. ¡No importa! ¡el P. Sibyla se opone! ¡Que se oponga! Por eso viene para... en Los Baños, ante el General. Y el estudiante Basilio hacía una mímica con sus dos puños haciéndolos chocar uno contra el otro. ¡Entendido! observó riendo Capitan Basilio. Pero aunque ustedes consigan el permiso, ¿de dónde sacarán fondos...?
Mientras se fundan cooperativas, y se construyen casas baratas, y se crean parques y jardines, y se instalan bibliotecas públicas y baños municipales, adaptando a los recursos del obrero toda la vida del país, ¿quién se acuerda de los millonarios?
Dos úlceras le fueron corroyendo la carne, hasta dejar descubierto el hueso. Los médicos, no sólo daban por perdida la pierna, sino que temían por su vida. Desahuciado ya, tuvo la audacia de hacer que le llevasen a la playa y le bañasen. A los nueve baños, las úlceras estaban cerradas. Imagínese lo que pensaría después de esto, de la virtud curativa del mar.
Hablose en la mesa del tiempo, del gran calor que se había metido, impropio de la estación, porque todavía no había entrado Julio, aunque faltaban pocos días; de los trenes de ida y vuelta, y de la mucha gente que salía para las provincias del Norte. Con cierta timidez, se aventuró Fortunata a decir que su marido debía dejarse de píldoras, y decidirse a ir a San Sebastián a tomar baños de mar.
Tenía éste pésima idea de los efectos morales de los baños de todo el Cantábrico, y especialmente de los baños de Palomares. La mayor parte de los penitentes volvían de aquel pueblo de pesca con la conciencia llena de pecadillos que, si tratándose de otros casi le hacían sonreír, en la Regenta le hubieran hecho muy poca gracia.
Figúrese el lector el Sena, con sus ondas tranquilas surcadas por vapores de corta fuerza, cubierto de trecho en trecho por elegantes puentes, con espaciosas casas de baños, iluminado profusamente por el gas, con un mundo de gente y carruajes que hacen vacilar los puentes, con árboles frondosos á derecha é izquierda, y por último, con la decoracion de dos ciudades que le cercan y le sitian presentando cada una en línea paralela de sus riberas á lo largo, un lienzo soberbio de palacios y monumentos que la vista no puede abarcar.
Fueran o no buenos los baños de los Jerónimos, ello es que la niña había ganado, tomándolos, carnes y colores, amén de un apetito excelente. En cuanto al pequeño, excuso decir que con las aguas del Manzanares se puso a reventar de sano. Su robustez era tal, que no cesaba de probarse a sí misma y de cultivarse para llegar a ser más grande y poderosa.
Palabra del Dia
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