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Actualizado: 24 de julio de 2025
Empezaban a sentirse avergonzados y no sabían por dónde tirar. En el mismo instante salió una mujeraza de la puerta más próxima, y agarrando a una de las niñas embadurnadas, le levantó las enaguas y empezó a darle tal solfa en salva la parte, que los castañetazos se oían desde el primer patio.
16 mira en mi, y ten misericordia de mí; da fortaleza tuya a tu siervo, y guarda al hijo de tu sierva. 17 Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, SE
Eran jóvenes de Palma que después de recorrer la ciudad disfrazados de berberiscos pensaron en «la francesa», avergonzados sin duda del aislamiento en que la tenían las gentes. Llegaron a media noche, turbando con sus canciones y guitarreos la calma misteriosa del convento, haciendo aletear medrosos a los pajarracos albergados en las ruinas.
23 Mis labios se alegrarán cuando cantare alabanzas a ti; y mi alma, a la cual redimiste. 24 Asimismo mi lengua hablará también de tu justicia cada día; por cuanto fueron avergonzados, porque fueron confundidos los que mi mal procuraban. 1 Para Salomón. Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. 3 Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados, por justicia.
Al notar que el príncipe les mira, se desconciertan, vuelven la espalda avergonzados, se alejan, pero antes sonríen y se llevan una mano al empenachado sombrero.
12 Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto a mi socorro. 13 Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que buscan mi mal. 14 Mas yo siempre esperaré, y añadiré sobre toda tu alabanza. 17 Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y hasta ahora; manifestaré tus maravillas.
Gracias dimos a Dios los pocos que después de tres meses y medio de angustiosas penas, pudimos regresar a Cádiz, avergonzados por el infausto éxito de la aventura. Yo comparé a mis compañeros de entonces con los individuos de la <i>Cruzada</i> en la falta de sentido común. Regresamos a Cádiz.
Su primera esposa, una mujercita delicada y bonita, había sufrido las más vivas y celosas sospechas de su marido, hasta que un día éste convidó a su casa a todo el Bar para que su infidelidad quedase plenamente probada. Pero al llegar los de la partida, encontraron a la tímida e inocente criatura tranquilamente ocupada en sus obligaciones caseras, y tuvieron que retirarse corridos y avergonzados.
51 Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los Santuarios de la Casa del SE
De allí a poco doña Inés comenzó a mejorar, recobró la salud y fue de nuevo durante algunos años alivio de pobres y consuelo de tristes. Los dos hermanos procuraron desde entonces no hallarse frente a frente. Cada uno de ellos era poseedor del secreto del otro y ambos se sentían avergonzados por aquel pasajero desfallecimiento que a nadie confesaron.
Palabra del Dia
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