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Actualizado: 24 de julio de 2025
En Roma aprobaron todo lo hecho por el cardenal, y Su Eminencia rugía de júbilo en su palacio, con la fiera impetuosidad que mostraba en todas sus expansiones. Los canónigos, al entrar en el coro, iban con la cabeza baja, como avergonzados y temerosos. Pero ¿ha visto usted...? se decían al desvestirse en la sacristía.
2 Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda. 3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud. 4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal piensan. 5 Sean como el tamo delante del viento; y el ángel del SE
Prodújose repentinamente el silencio. Algunos de los espectadores, los menos, se descubrieron también. La mayor parte, prevalidos de la obscuridad y cediendo al instinto de grosería, poderoso en aquella región, permanecieron cubiertos. Don Rosendo y sus compañeros sonrieron al concurso, avergonzados.
36 Y la simiente de sus siervos la heredará, y los que aman su Nombre habitarán en ella. 1 Al Vencedor: de David, para acordar. Oh Dios, acude a librarme; apresúrate, oh Dios, a socorrerme. 2 Sean avergonzados y confusos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal desean. 3 Sean vueltos en pago de su afrenta los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!
Y me da un fuerte abrazo, mientras grita: ¡Lo mismo que don Luis María Pastor! ¡Sí, sí exclamo yo , lo mismo que don Luis María Pastor! Y en la sala del Español se ha producido un escándalo enorme. En los palcos, en las butacas, en el paraíso protestaban ruidosamente de nuestra expansión; la representación se ha interrumpido, y hemos tenido que marcharnos avergonzados, mohinos, cabizbajos.
Pero, ¡ay de nosotros! el monstruo no puso término á sus vueltas é inmersiones, y, atormentados por el hambre, nos hubimos de resignar á marcharnos avergonzados, no sin lanzar una mirada furiosa al tronco de pino que, impasible, continuaba dando vueltas aún. Antes de decidirse á partir, esperaba que la corriente cambiara de nivel.
Observad a todos aquéllos que vivieron una niñez miserable; en cuyo hogar faltó muchas veces el pan; que no tuvieron ropas para cubrir el demacrado cuerpo; que imploraron avergonzados la caridad pública, y no como el mendigo, con serena franqueza, sino ocultando la demanda en una frase lisonjera; que pasaron, poco a poco, de la timidez bochornosa a la súplica sonriente; de la petición insinuante a la explotación vergonzosa, y de allí... a la tolerancia interesada, y veréis cómo, aunque estén en la opulencia, aunque la sociedad los mime y la fortuna los haya indemnizado de cuanto en un tiempo les negó, aun tienen en lo más escondido del corazón el vinagre y la hiel de la miseria.
¡Le tiene asco al toro! ¡Le ha tomado miedo!... Y hasta los más fervorosos partidarios de Gallardo callaban avergonzados, no pudiendo explicarse este suceso nunca visto. La gente parecía gozarse en su terror, con la valentía intransigente del que se halla en lugar seguro.
Los que le escuchaban, don Jaime Marín, Delaunay, don Lorenzo y don Feliciano Gómez, le saludaron con cierto embarazo y como avergonzados, lo cual confirmó su sospecha. Disimuló cuanto pudo, y esforzándose en poner cara alegre, comenzó a hablar de las noticias que corrían. La conversación tomó el rumbo de todos los días; la confianza, volvió a reinar.
Por las calles se les encontraba borrachos, llenos de inmundicia y revolcándose en el lodo, engullendo vorazmente la comida que sacaban a viva fuerza de las casas. Los generales franceses, avergonzados de tanta bajeza, querían someterlos a palos; pero fué preciso emplear mucho rigor, y algunos hubieron de ser fusilados para que entraran en razón los demás.
Palabra del Dia
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