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Actualizado: 26 de junio de 2025


Las santísimas formas de Alcalá, auto sacramental, del Dr. D. Juan Pérez de Montalbán. El sol á media noche, auto del nacimiento de Christo, de Mira de Mescua. La gran casa de Austria, auto sacramental, de Don Agustín Moreto. Entre día y noche, auto sacramental, del maestro José de Valdivieso. La cena de Baltasar, auto sacramental, de D. Pedro Calderón.

El lujo, sea como sea; el lujo democratizado, al alcance de todos, conseguido por el dinero, que no tiene sabor, ni olor, ni marca de origen. eres el omnipotente que puede dar el «auto» de buena marca y la sarta de perlas continuaba Castro . eres el sultán de las magnificencias. Te basta poner tu firma en un cheque para que una lluvia de oro doble una cabeza. ¡Aprovéchate!

Pero en trueque papeles a carga: no queda más remedio... nóminas... listas de préstamos... no resta más senda, Mercado amigo, que aplicarle a este prestamista la receta que mi capitán Francisco de Carvajal le aplicó al susodicho notario romano, el de los 200.000 escudos. O múltese Antúnez, o sus papeles sufrirán el auto de fe más riguroso que ha visto Toledo.

He aquí cómo se desvanece el error, en que incurren casi todos los escritores que tratan de este asunto, al asegurar que El auto sacramental es sólo una especie de auto.

Este auto, diverso de casi todas las obras de su clase, no contiene personajes alegóricos, y su objeto es representarnos el castigo humillante del orgullo de Nabucodonosor. Su principio, cuando nos ofrece al Monarca asirio en toda su grandeza, rodeado de los Reyes vencidos por sus armas, es magnífico y ostentoso: coros de músicos cantan un himno en su alabanza mientras él duerme.

Murió en las cárceles poco tiempo después de preso: salió al Auto en estátua con insignias de reconciliado: leyósele su sentencia con méritos, declaróse haber sido hereje, apóstata, judaizante y haber muerto en estado de Poder ser reconciliado y haber sido absuelto Sacramentalmente y dádosele eclesiástica sepultura, con confiscación de bienes. PENITENCIADOS EN DICHO AUTO, QUE abjuraron de levi.

Califica al Paratodos de galimatías de todas las cosas posibles, y añade que es menos un libro que un coche que corre de Alcalá á Madrid, en donde viajan apretados unos con otros gentes de toda edad y condición. Su censura es aún más sangrienta al hablar de las dos comedias suyas De un castigo dos venganzas y El segundo Séneca, y de su auto El polifemo.

Mandó en seguida el conde colocar la hierba debajo del zorro, y sacó del bolsillo una preciosa fosforera de oro. ¡Hola, señor conde, intenta usted hacer un auto de fe? Ya concluyeron esos tiempos ominosos... ya concluyeron esos tiempos ominosos. El zorro le va á llamar á usted oscurantista, y con razón, señor... y con razón. El conde se bajó sonriendo y aplicó un fósforo encendido á la hierba.

Francisca Martí, viuda de Francisco Martí, alias verdera negociante de oficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y ocho años; reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: salió al Auto con insignias de relajada, coroza, Capotillo de llamas y Cruz verde en las manos; oída su sentencia con méritos, fue relajada al brazo seglar con confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.

Del magnífico auto de fe que se hizo para que cesara el terremoto, y de los doscientos azotes que pegáron á Candido.

Palabra del Dia

cabalgaría

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